La capacidad de producción de gas natural licuado (GNL) aumentará en un 25% entre 2022 y 2026, según el informe sobre el mercado del gas publicado por la organización este martes. El incremento productivo en países como Estados Unidos contribuirá a paliar las tensiones causadas por los cortes del suministro de gas ruso a Europa. En total, la demanda mundial de gas en 2022 fue 50.000 millones de metros cúbicos inferior a la del año anterior, y la AIE prevé que vuelva a registrar una tasa interanual negativa al final del ejercicio actual, aunque asegura que la diferencia con el año anterior no será tan marcada. Durante 2024 la demanda global volverá a su tendencia anterior de crecimiento.
La tendencia de fondo es que pasará de un incremento medio anual del 2,5% entre 2017 y 2021 al 1,6% entre 2022 y 2026. En los mercados maduros de Asia-Pacífico, Europa y Norteamérica, donde se alcanzó el pico histórico en 2021, los autores del informe auguran una caída anual media del 1% en ese segundo periodo hasta 2026. Las principales razones, sobre todo en Europa donde hubo que buscar sustitutos al gas ruso, es la aceleración de las energías renovables y la eficiencia energética.La otra cara de la moneda es China, que supondrá casi la mitad del alza mundial en esos cinco años, así como otros países de Oriente Medio y África con abundantes recursos de gas.
El director de los mercados energéticos de la AIE, Sadamori, lo resume explicando que «tras su apogeo entre 2011 y 2021 los mercados mundiales del gas han entrado en un periodo nuevo y más incierto que probablemente se caracterice por un crecimiento más lento y una mayor volatilidad». Eso -añade Keisuke Sadamori- «podría conducir a un pico de la demanda mundial a finales de esta década».
Por lo que respecta a la oferta, lo más sobresaliente es el citado tirón del 25% en la producción de GNL entre 2022 y 2026, un 70% del cual se va a concentrar en los dos últimos años de ese periodo con la entrada en servicio de proyectos que se han acelerado desde que se cerró el grifo de muchos gasoductos rusos que alimentaban a Europa.
Estados Unidos va a ser el gran protagonista, ya que su peso en el aprovisionamiento global del GNL va a pasar del 20% en 2022 al 30% en 2026, lo que lo va a consolidar como primer exportador mundial.
La AIE hace notar que la progresión del gas licuado, que puede ser transportado por barco a cualquier terminal del mundo y por tanto ofrece mucha más flexibilidad que los gasoductos, supone un cambio hacia un mercado más globalizado, que mejorará la resistencia ante posibles perturbaciones de la oferta y de la demanda.
Por otro lado, constata que los depósitos de almacenamiento de gas en Europa se encuentran ahora, cuando está a punto de iniciarse la temporada de calefacción, al 96% de su capacidad, lo que supone 10.000 millones de metros cúbicos por encima de la media de los últimos cinco años. Sin embargo, eso no garantiza que no haya volatilidad este invierno porque si fuera particularmente frío, si la disponibilidad de GNL bajara y si Rusia redujera todavía más los envíos por gasoducto, las tensiones podrían volver al final de la temporada.
Los autores del estudio calculan que otros gases de bajas emisiones van a experimentar un salto adelante muy significativo en términos relativos en el periodo 2022-2026, aunque en datos absolutos su peso seguirá siendo muy modesto.
La producción mundial de biometano subirá un 65% (4.500 millones de metros cúbicos) y la de hidrógeno de bajas emisiones aumentará a un ritmo del 2 % anual (casi 4.000 millones de metros cúbicos más al final del periodo). Esas cifras hay que compararlas con los más de 4,3 billones de metros cúbicos de consumo de gas previsto en 2026.