La medida se encuentra aún en las primeras fases de discusión, pero los funcionarios que participan en las conversaciones son conscientes de que una medida de este tipo podría dañar los lazos comerciales con Pekín, según el informe, que citó a personas familiarizadas con el asunto. Los ministerios alemanes no confirmaron de inmediato la información de Bloomberg, mientras que la embajada china en Berlín no respondió a una petición de comentarios.
Sería la última de las medidas que está estudiando Alemania para reevaluar sus relaciones con China. El gobierno de coalición del canciller Olaf Scholz presiona para lograr un acceso más justo al mercado de su mayor socio comercial, pero también desconfía cada vez más de Pekín como rival estratégico.
Merck KGaA y BASF, dos grandes empresas químicas alemanas que podrían verse afectadas por las restricciones a la exportación en caso de aplicarse, declinaron hacer comentarios.
La forma más rápida y práctica de aplicar los controles a la exportación sería incluir los respectivos bienes y servicios en la lista nacional alemana de productos de doble uso, según una de las personas citadas en el informe de Bloomberg. Si Alemania sigue adelante con las restricciones, imitaría los pasos de otros países socios que han tomado medidas para impedir el acceso de China a determinados suministros para la fabricación de microchips.
El Gobierno de Holanda, sede de los fabricantes de equipos de semiconductores ASM International y ASML Holding, presentó el mes pasado planes para restringir aún más las exportaciones de esta tecnología de con el fin de proteger la seguridad nacional, sumándose así a los esfuerzos de Estados Unidos por frenar las exportaciones de chips a China.