La inauguración de la jornada ha estado a cargo del presidente de Fundación Naturgy, Villaseca, y Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano. El presidente de la fundación de la gasista realizo una reflexión sobre la importancia de la geopolítica, que está totalmente imbricada con la energía. “Hablar de geoestrategia y energía es hoy un tema totalmente presente en las actividades políticas, empresariales y perspectivas económicas. Sin duda, cuando finalice la transición energética, alterará los equilibrios y las situaciones”.
El presidente del Real Instituto Elcano, Ruiz, ha explicado la que es para él la trilogía que va a condicionar la transición energética: “la regionalidad de la geografía de la energía, la nueva situación energética en la que han aparecido nuevas fuentes de energía que están compitiendo entre sí y el grado de intervención del Estado, que va a ser mucho más elevado que el que hemos tenido en el pasado”.
El panorama geopolítico actual es complejo debido a múltiples hitos, entre los que se encuentran la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001, la invasión de Iraq en el 2003, las crisis económicas como la de Turquía desde el 2018, la invasión rusa de Ucrania en 2022 y el conflicto armado Israel-Gaza desde octubre de 2023. Así lo ha puesto de manifiesto la exministra de Asuntos Exteriores de España, Ana Palacio, quien, en su conversación con el director del Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, ha señalado la necesidad de contar con un mensaje más realista desde el punto de vista energético. “La transición energética va a ser determinante para el mundo que viene. En este debate y evolución debemos tener en cuenta que el mundo no es solo Europa. Que en las necesidades y prioridades de sociedades con altas tasas de crecimiento de población y con economías en desarrollo, su mayor reto es la generalización del acceso a la energía para familias y empresas”, ha indicado.
En lo referente al Mediterráneo Oriental, Palacio, ha añadido que además de toda esta situación que hay en la actualidad, “el estrecho de Ormuz, entre Irán y la península arábiga, es estratégico para el aprovisionamiento de Europa en el campo de la energía. Si bien hasta el momento no ha habido grandes perturbaciones, no podemos descartar que las tensiones en Oriente Medio desemboquen en desequilibrios en los mercados de combustibles fósiles en particular”. La exministra también se ha referido a Suez, “que además tiene una gran repercusión sobre la región. Egipto es una pieza fundamental para la estabilidad de la región. Los ingresos de Suez son fundamentales y debido a la crisis regional, estos han disminuido de forma importante”.
Durante la sesión, Palacio hizo referencia a la Conferencia de las Partes de la CMNUCC, más comúnmente conocida como COP28, celebrada en Dubái. “Esta COP ha traído sentido común y realismo”. Asimismo, ha afirmado que la preocupación por una energía limpia existe, incluso en países como China en el que se están construyendo centrales de carbón.
Ana Palacio ha señalado que “la autonomía energética europea está creciendo a través de las renovables con fuerte implicación regulatoria de Bruselas. El ambicioso Pacto Verde Europeo se concibió en 2019, dando por supuesta la seguridad de suministro. Esa base se desmoronó con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, y el mayor éxito de esta iniciativa fue precisamente servir de marco para superar la extraordinaria crisis que se desencadenó”.
En este sentido, la exministra de Asuntos Exteriores ha manifestado que “el Pacto Verde Europeo hizo posible que los europeos hablaran juntos y buscaran soluciones al cambio climático, a la sostenibilidad, pero no tanto a soluciones que tenían que ver con el mix energético”. En este sentido, Palacio ha puesto de relieve que “necesitamos alcanzar en energía la vertebración europea que hemos conseguido con las redes de transporte”.
Asimismo, ha querido destacar que “no tiene ningún sentido dar un giro de 180 grados en el Pacto Verde. Lo que debe hacer la Unión Europea es atender las preocupaciones de las empresas y la sociedad. El futuro va a estar determinado por la competitividad de las tecnologías limpias”.
En cuanto a nuestro país, Palacio considera que ha habido consenso y una política de Estado: “hemos jugado un papel importante en la construcción europea desde que formamos parte de ella, con nuestra apuesta por las renovables, y tiene todo el sentido que sigamos en este camino”. Además, ha señalado que con el paso del tiempo ha quedado demostrado que la apuesta de España por el GNL ha evitado problemas de desabastecimiento y nos ha permitido exportar, a pesar de la escasez de conexiones.