En este contexto, resulta crucial analizar en detalle las peculiaridades y posibles distorsiones de los datos de empleo que se conocerán hoy, ya que podrían reforzar la percepción de un mercado laboral en una fase de desaceleración cada vez más acusada.
Nóminas no agrícolas (Non-Farm Payrolls, NFP): Consideramos posible que los datos de NFP correspondientes a octubre registren una sorpresa negativa, vinculada al cierre del Gobierno federal y a la posterior «segunda publicación» de las cifras, así como a posibles efectos de arrastre sobre el informe de noviembre. Para mitigar estas distorsiones estadísticas y obtener una lectura más fiable de la dinámica real del empleo, recomendamos analizar la media conjunta de las NFP de octubre y noviembre, en lugar de los datos mensuales aislados. En conjunto, esperamos que el crecimiento medio móvil trimestral del empleo se mantenga débil, de forma sostenida por debajo de las 50.000 unidades, lo que apuntaría a un enfriamiento progresivo del mercado laboral.
Tasa de desempleo: Prevemos un aumento de la tasa de desempleo hasta el 4,5 %. No obstante, la divergencia sin precedentes entre la encuesta de hogares y la de empresas podría provocar una elevada volatilidad a corto plazo en esta cifra. En nuestra opinión, conviene subrayar lo poco que se necesita para que el mercado de bonos comience a descontar nuevos recortes de los tipos oficiales: un incremento incluso marginal del desempleo hasta el 4,6 % podría bastar para desencadenar una revisión significativa de las expectativas de política monetaria.
Tasa de participación en la población activa (LFPR): Más allá de las fluctuaciones mensuales, si la tasa de desempleo sorprendiera a la baja en los datos de noviembre, la explicación más probable estaría en la evolución de la tasa de participación en la población activa. La LFPR lleva aproximadamente un año descendiendo, del 62,7 % al 62,4 %, y esta tendencia podría prolongarse. Una menor participación ejerce una presión artificial a la baja sobre la tasa de desempleo, incluso en un contexto de crecimiento del empleo estructuralmente débil.
Empleo semanal ADP: En contraste, los datos semanales de empleo ADP podrían ofrecer una sorpresa positiva. Esta hipótesis es coherente con el mínimo de tres años registrado en las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo en la semana del 28 de noviembre de 2025, posterior al período de recopilación de datos salariales. Ello sugiere que, pese a la desaceleración subyacente, el mercado laboral podría mostrar señales temporales de resistencia en el muy corto plazo.
Ganancias medias por hora (Average Hourly Earnings, AHE): Durante la década de 2010, el máximo crecimiento interanual de los salarios se situó en el 3,6 % en 2019. A la luz del actual debilitamiento del empleo y del aumento de la tasa de desempleo, anticipamos una moderación de la dinámica salarial desde el 3,8 % actual hacia niveles inferiores al máximo prepandémico. Este ajuste apuntaría a una normalización de las presiones salariales. Aunque algunos responsables políticos subrayan la importancia de preservar un crecimiento salarial real positivo mediante el control de la inflación, consideramos que un mayor deterioro del mercado laboral constituye una amenaza mucho más relevante para el poder adquisitivo real de los hogares.
