Pekín también ha lanzado una investigación antimonopolio contra el gigante tecnológico estadounidense Google.
Así lo ha anunciado el Ministerio de Finanzas de China en un comunicado publicado en su página web, un día después de que se haya hecho efectivo el arancel adicional del 10% sobre los productos chinos decretado la semana pasada por el nuevo jefe de la Casa Blanca, Donald Trump.
A primera vista, parece una represalia bastante moderada ya que la energía representa una pequeña proporción de las importaciones chinas desde EEUU. Según cifras recopiladas por el Financial Times, China fue el segundo mayor comprador de carbón estadounidense en los primeros tres trimestres de 2024, representando el 10,9% de las exportaciones totales. Asimismo las exportaciones de gas natural de EEUU a China representaron el 2,9% del total hasta noviembre del año pasado. Los aranceles de Trump, impuestos a cuenta del fentanilo, «violan gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)» y «no abordan los problemas de EEUU, sino que también socava la cooperación económica y comercial entre China y EEUU», señala el comunicado.
La cartera de Comercio de Pekín también ha anunciado controles a la exportación de artículos relacionados con el tungsteno, el telurio, el bismuto, el molibdeno y el indio.
La Administración Estatal de Regulación del Mercado de China ha anunciado en otro comunicado que ha iniciado una investigación formal sobre Google por «presunta violación de la Ley Antimonopolio de China», sin ofrecer más detalles. La medida tiene un tinte simbólico, ya que la presencia del buscador en el país asiático es mínima, puesto que lleva bloqueado desde 2010 ante la censura y las presiones del Gobierno comunista. Los usuarios chinos utilizan motores de búsqueda y otras aplicaciones locales, y otros servicios de la empresa norteamericana como los de correo electrónico, traducción y mapas también están censurados salvo que se utilice una red virtual privada (VPN, en sus siglas en inglés) de pago. No es la primera vez que China usa la regulación antimonopolio para atacar a las firmas estadounidenses. En diciembre, anunció una investigación sobre Nvidia después de una decisión de la administración de Biden de endurecer los controles sobre el acceso de China a semiconductores de alta gama.
Además del trasfondo de la guerra comercial, estas investigaciones llegan después de que Trump ordenase a su Gobierno que tomase medidas para comenzar a desarrollar un fondo de inversión gubernamental que, según dijo, podría utilizarse para obtener ganancias de TikTok, propiedad de la empresa china ByteDance, si logran encontrarle un comprador estadounidense.
En otro orden, Pekín también ha agregado a dos empresas estadounidenses, PVH -dueña de Calvin Klein y Tommy Hilfiger- y Illumina, a la lista de entidades no confiables por «violar los principios del mercado, interrumpir las transacciones normales con empresas chinas, adoptar medidas discriminatorias contra empresas chinas y dañar gravemente los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas».
PVH ha estado bajo la lupa de las autoridades chinas desde septiembre por supuestamente boicotear el algodón de la región de Xinjiang, aunque el comunicado no menciona el asunto. Illumina, por su parte, es el principal proveedor mundial de secuenciación genética y rival del gigante chino de la biotecnología BGI Genomics.
En su primera presidencia (2017-2021), Trump ya mantuvo una relación tensa con Pekín al imponer varias tandas de tarifas por valor de unos 370.000 millones de dólares anuales, a lo que China respondió con gravámenes a las exportaciones estadounidenses.