En concreto, las empresas afirman que se enfrentan a costes más elevados y quieren reflejarlo en sus precios de venta. Se espera que los aumentos de los aranceles provoquen una sacudida en el nivel de precios, dando lugar a un aumento transitorio de la inflación, es decir, un repunte de la variación interanual de los precios.
Tras años de inflación elevada, ¿podría esta nueva sacudida influir en las expectativas de inflación a largo plazo? Por el momento, las expectativas de inflación se ajustan a la teoría de un choque temporal. En efecto, muestran una expectativa de inflación del 3% para el año próximo. Más allá de eso, la inflación debería estabilizarse en torno al 2,5%, el nivel que se esperaba en general antes de la toma de posesión de la nueva Administración.
El presidente de la Fed de San Luis, Alberto Musalem, ha expresado su preocupación ante unos efectos inflacionistas asociados a los aumentos arancelarios que podrían persistir, debido a los efectos colaterales. Se ha hecho eco de las preocupaciones del presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee, para quien un aumento de las expectativas del mercado sobre la inflación a largo plazo sería una señal de alarma. Por el momento, éste no es el caso.