Esta semana ha estado llena de datos ‘macro’ en la economía argentina y la mejora ha sido notable. El PIB está creciendo con intensidad y batiendo todas las expectativas, la tasa de paro acumula dos trimestres de descenso consecutivos y los salarios reales (descontando la inflación) no paran de aumentar. Mientras tanto, el riesgo país (el diferencial entre el bono a 10 años de EEUU y el de Argentina) se ha vuelto a relajar hasta la zona de los 750 puntos básicos después de haber rozado durante la semana los 800. Es cierto que existe cierto nerviosismo entre los inversores ante la tardanza del Fondo Monetario Internacional para confirmar el gran acuerdo con Argentina de un préstamo que ayudará al país a refinanciar deuda en dólares a un tipo de interés más sostenible. Mientras tanto, el plan Milei sigue generando cambios en la economía sudamericana y dejando un largo rastro de indicadores que no paran de mejorar.
Todos los indicadores señalados van de la mano y se correlacionan unos con otros. La mejora de las perspectivas financieras ha acelerado las inversiones en Argentina, mejorado la confianza y reducido los costes de financiación. Todo ello está empujando al alza a la actividad económica, lo que a su vez genera empleo y eleva los salarios. Junto a todo lo anterior, la clave del plan Milei: la potente desinflación que ha llevado el IPC mensual desde el 25% de diciembre de 2023 hasta el 2,4% del último dato. De la economía financiera a la real y viceversa.
El último dato publicado esta semana hace referencia al mercado laboral. La tasa de desempleo de Argentina cayó hasta el 6,4% en el cuarto trimestre de 2024, frente al 6,9% registrado en el trimestre previo y del 7,7% anotado en el primer trimestre del año (cuando sufrió un importante incremento en pleno plan de shock y recortes), según ha revelado este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). La tasa de actividad, que mide la población económicamente activa sobre el total de los habitantes, alcanzó al 48,8% entre octubre y diciembre pasado, y la tasa de empleo, que mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total, aumentó hasta el 45,7% en el mismo período, agregó el informe.
Esta mejora del mercado laboral viene acompañada de la imparable subida de los salarios reales. La explicación es relativamente sencilla: el empleo crece con intensidad, la mano de obra empieza a escasear y los empresarios empiezan a ofrecer salarios mayores que en un entorno de desinflación se convierten en unos salarios reales (aumenta el poder adquisitivo) al alza. Todo ello, a su vez, genera una mejora del consumo a medida que los argentinos pueden adquirir más bienes y servicios con sus nuevas nóminas.
Todo ello está llevando a que el PIB expanda con fuerza, mientras que el consumo y la inversión se recuperan por completo. La economía de Argentina voló en el cuarto trimestre de 2024. El último dato publicado por el Indec ha revelado que el crecimiento intertrimestral ha sido del 1,4%, interanual del 2,1% y en tasa anualizada (se mantuviera esa expansión durante cuatro trimestres) se ha disparado un 5,7%, por encima de las previsiones de los expertos y el mercado, que venían valorando una tasa anualizada de entre el 4,7 y el 5,5%. El dato ha sido extremadamente positivo en casi todas sus aristas y da continuidad a la recuperación iniciada en el tercer trimestre. La caída de la actividad no fue tan fuerte con el plan de austeridad y desregulación como se esperaba, mientras que la recuperación está siendo más intensa.
Por un lado, el PIB en 2024 cayó solo un 1,7% (la previsión de hace unos meses era una recesión del 3%) y los componentes de consumo e inversión parecen haber recuperado los niveles previos a la llegada de Javier Milei al gobierno del país. Estos datos muestran una vigorosa recuperación que ha llegado antes de lo previsto y en medio de un histórico plan de austeridad y transformación legislativa que amenazaba con generar una larga transición de recesión y estancamiento hasta que la economía encontrase el nuevo punto de equilibrio y apoyo para volver a crecer.
Por el lado de la demanda, han brillado el consumo y la inversión, que venían de unos trimestres realmente malo: «La formación bruta de capital fijo había sufrido sobremanera desde finales de 2023 (sufrió una caída de más de 10% antes de que entrara Milei (y siguió cayendo en picado al inicio de su gobierno). En este cuarto trimestre del año 2024, empero, el principal impulsor del crecimiento económico ha sido la inversión en capital fijo, que crece nada menos que un 11% con respecto a la cifra registrada en el trimestre anterior (y que en el trimestre anterior también había crecido por encima del 10%)», señala Fernández, profesor de Economía en la Universidad Francisco Marroquín.
El consumo también se ha recuperado por completo. Fernández explica que la principal crítica en los primeros compases del Gobierno de Milei fue la caída en el consumo que habían sufrido los argentinos. «A pesar de que la caída venía ocurriendo durante todo el 2023 (sin que la prensa parece que se percatase de ello), las críticas se centraron en la administración de Milei en los dos primeros trimestres del año. Pues bien, en los dos últimos trimestres del año, el consumo privado de los argentinos creció más de un 7% en términos reales, lo que ha provocado que el nivel de consumo sea hoy superior al de hace un año», sentencia Fernández.
De este modo, lo que comenzó siendo una historia de éxito financiero se va convirtiendo poco a poco en una historia de éxito económico con la recuperación de la actividad, el mercado laboral, los salarios y el consumo privado. Los últimos datos de PIB ya muestran que el consumo privado ya está por encima de los niveles previos a 2024, mientras que el fuerte aumento de las importaciones revela que los argentinos se están lanzando a comprar bienes y servicios de todo el mundo.