Mientras que la tasa de pobreza se ha hundido con intensidad, el empleo ha alcanzado máximos de la serie histórica, situándose en los 13,596 millones de ocupados, el máximo de toda la serie histórica. Al mismo tiempo, los salarios reales se encuentran ya más de un 3% por encima de los niveles previos a la llegada de Milei a la Casa Rosada. Este círculo virtuoso entre recuperación económica, creación de empleo, aumento de los salarios reales ha permitido esta importante caída de la pobreza en Argentina.
De este modo, el dato oficial publicado por el Indec revela que la pobreza en la población urbana de Argentina se situó en el 38,1% en el segundo semestre del año pasado, lo que supuso un desplome de 14,8 puntos porcentuales respecto a la tasa registrada en la primera mitad de 2024, informaron este lunes fuentes oficiales. Según señaló el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en un informe, el índice de indigencia se situó en el segundo semestre del año pasado en el 8,2% de las personas, 9,9 puntos por debajo de la tasa registrada en el semestre anterior.
En la comparación interanual, el índice de pobreza retrocedió en el segundo semestre del año pasado 3,6 puntos porcentuales, mientras que la tasa de indigencia descendió 3,7 puntos. La población más afectada por la pobreza es la de los niños de hasta 14 años, grupo en el que la tasa de pobreza es del 51,9% y la tasa de indigencia, del 11,5%. Pese a que las pensiones se han convertido en el centro de debate por la desaceleración de la subida de las mismas, la pobreza también se redujo entre los mayores de 65 años gracias a la menor inflación total.
La economía argentina sigue sorprendiendo a analistas y mercados con una recuperación que ya exhibe características propias de una «V asimétrica», según el último informe de JP Morgan. Tras meses de contracción, la actividad real creció un 0,6% en enero y 0,8% en diciembre, lo que eleva el impulso de crecimiento acumulado en los últimos dos meses hasta un notable 7,2% intermensual, una señal clara de que «el tramo de recuperación es más pronunciado que la caída», explican los analistas del banco estadounidense.
El rebote económico ha llevado el nivel de actividad marginal a superar los máximos de 2023 y a situarse tan solo un 0,9% por debajo del pico cíclico de junio de 2022, y apenas un 1,2% por debajo del máximo histórico registrado en noviembre de 2017, poco antes del abrupto corte en los flujos de capital que marcaron el inicio de una prolongada crisis. «La recuperación está en marcha, y su velocidad ha superado las expectativas iniciales», afirma el informe.
Del lado de la oferta, los sectores más dinámicos son claros protagonistas de esta remontada. La manufactura creció un 10,5%, la construcción un 10,9%, el comercio un 18,3%, la minería un 6,2% y la intermediación financiera se disparó un 25%, cifras que muestran un repunte transversal en varias ramas clave de la economía argentina. A la luz de estos datos, JP Morgan mantiene su previsión de crecimiento del 5,5% interanual para 2025, aunque advierte que «los riesgos para esta proyección están sesgados al alza».
A esta recuperación de la actividad se suma una notable mejora externa. En el cuarto trimestre de 2024, la balanza de pagos arrojó un superávit de 1.000 millones de dólares (0,6% del PIB), encadenando así el cuarto trimestre consecutivo con signo positivo. Para todo el año, el superávit en cuenta corriente alcanzó 6.300 millones de dólares, equivalente al 1,0% del PIB, lo que refleja una corrección externa significativa y sostenida.
Las exportaciones de mercancías crecieron en 5.000 millones de dólares respecto al mismo periodo del año anterior (un 32%), mientras que las importaciones lo hicieron en 900 millones (6%), dando como resultado un superávit comercial de 4.900 millones de dólares. El único punto estructuralmente negativo sigue siendo el déficit de servicios, que en el cuarto trimestre se mantuvo estable en torno a los 1.600 millones de dólares, en línea con el trimestre previo.
Por último, el déficit por inversión se redujo ligeramente hasta los 2.900 millones de dólares, lo que representa una mejora interanual de 272 millones, mientras que los ingresos secundarios (remesas y transferencias) sumaron 600 millones. En conjunto, el informe de JP Morgan retrata una economía que no solo está saliendo del pozo, sino que lo hace con una tracción inusitada. Como señalan desde el banco: «La Argentina se mueve más rápido de lo que muchos esperaban, y ya asoma por encima del horizonte de sus crisis más recientes».