La acción transcurre en un hotel pequeño y entre los clientes permanentes. La narradora, la señorita Adams, es una mujer soltera ya mayor, con una buena fortuna y que en la novela, va presentando a todos los clientes y a los empleados antes de que se produzca el asesinato que va a constituir el inicio de la auténtica novela policiaca. Esta presentación, aunque no es larga sitúa muy bien a cada uno de los personajes para que el lector se familiarice con ellos y también se haga cargo de quien puede haber sido el asesino ya que necesariamente tiene que ser uno de ellos. Este escenario ha sido empleado con frecuencia dando lugar a un género dentro de la novela policiaca, el de habitación de puerta cerrada, aunque en este caso es un hotel.
Al producirse la primera víctima llegan al hotel un comisario de policía, aparentemente arrogante y poco eficaz y dos subalternos. Se hacen conjeturas sobre lo que ha podido pasar y quien ha podido ser el asesino y comprobar que todo lo que ocurre siempre tiene que ver con la señorita Adams. Junto a ella hay un joven que aparece como vendedor de productos de belleza, que la protege continuamente y que siempre aparece en los momentos más oportunos. Al primer asesinato suceden otros y poco a poco se va desvelando una trama bastante más compleja de lo que había parecido al principio.
Como es lógico las sospechas van trasladándose de un personaje a otro y el inspector con su sistema de acusar a unos y a otros no acaba de concluir con el caso. Tendrá la protagonista y narradora de la novela y su amigo permanente dar el último paso, aunque corriendo un gran peligro para precipitar la solución.
Amores, avaricia, vicios, pasados o situaciones actuales vergonzosas y un mundo femenino dominando todo el relato.
Como todo clásico, es una buena novela que se lee con agrado y que aunque está escrita con el estilo de la época, se mantiene actual.
Asesinato en el Richelieu
Anita Blackmon
Siruela (2023)
279 págs.