El descenso se debe principalmente a la caída de los precios de la electricidad. La inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) mantuvo la senda descendente al caer 2 décimas hasta el 2,0% interanual.
Por otra parte, en enero, la actividad del sector servicios aumentó un 1,5% intermensual, corregido de efectos estacionales y de calendario. En términos interanuales, el avance fue del 4,2%, muy por encima del 2,1% del mes anterior. Por sectores, los crecimientos fueron generalizados, exceptuando ligeros descensos en la actividad de los sectores de comercio al por menor y de hostelería. Asimismo, en febrero el índice de comercio al por menor también arrojó un buen dato, con un avance intermensual del 1,2% y del 3,6% en términos interanuales. Por su parte, el INE publicó la revisión del dato del PIB del 4T 2024, pero apenas ha habido cambios respecto a los datos del avance. De este modo, según los nuevos datos, el PIB en el 4T 2024 creció un 0,8% intertrimestral (sin cambios respecto a lo estimado inicialmente) y un 3,4% interanual (0,1 p. p. menos respecto al avance).
España siguió reduciendo su endeudamiento externo en 2024. A ello contribuyó la elevada capacidad de financiación de la economía española, que el año pasado aumentó hasta el 4,2% del PIB, nuevo máximo histórico (3,7% en 2023). De este modo, la posición de inversión internacional neta (PIIN, saldo de los activos y pasivos financieros frente al resto del mundo) cerró 2024 con una posición deudora del 44,0% del PIB, el mejor registro desde 2001 (–51,3% en 2023). Por su parte, la deuda externa bruta se situó en el 163,1% del PIB, por debajo del año anterior (163,6%) y del nivel de 2019 (168,6% del PIB).
El déficit público en España cerró 2024 en el 3,15% del PIB, cifra que baja al 2,8% excluido el gasto por la DANA. El dato representa una mejora respecto al déficit de 2023 (3,5% del PIB) y ya se sitúa, excluido el gasto por la DANA, por debajo del nivel previo a la pandemia (3,1% del PIB en 2019).
La confianza empresarial en la eurozona anticipa cierta mejora de la actividad. El impulso que se espera que tenga el aumento del gasto en defensa anunciado por la Comisión Europea y el importante volumen de inversiones presentado en Alemania empieza a reflejarse en los indicadores de confianza empresarial. El PMI de la eurozona subió en marzo hasta 50,4 y superó, por tercer mes consecutivo, el umbral de 50, que indica crecimientos positivos, gracias al sector manufacturero (48,7 en marzo vs. 47,6 en febrero) al que, no obstante, le está costando salir de la crisis en la que lleva instalado desde verano de 2022, mientras que el sector servicios parece estancarse (50,4 en marzo vs. 50,6 en febrero). Este patrón de comportamiento se repite tanto en Alemania como en Francia, si bien el sector servicios alemán atraviesa por un mejor momento que el francés. Además, el optimismo con el que se ha recibido el plan de infraestructuras en Alemania se refleja en la subida de la confianza empresarial medida por el Ifo (+1,4 puntos, hasta 86,7, frente al umbral de 100 que apunta a ritmos de crecimiento cercanos a su media de largo plazo), gracias, principalmente, a la sustancial mejora del componente de expectativas. Estos datos apuntan a que lo peor habría quedado atrás y que la región ya da señales de cierta estabilización, sentando las bases para una reactivación que, no obstante, sería bastante gradual a corto plazo.