La actividad económica seguirá sostenida y a nivel global el PIB crecerá un 3,2% este año, un nivel inferior pero muy similar al promedio histórico. Unas tasas de paro contenidas y el aumento de los salarios permitirá mantener una recuperación de los ingresos de los hogares y, con ello, el consumo privado continuará impulsando el crecimiento.
Este aterrizaje suave de la economía global continuará liderado por Estados Unidos, donde el crecimiento se moderará ligeramente hasta el 2,6%. Por su parte, en la Eurozona, veremos como la economía va de menos a más y crecerá un 1,2% este año (vs. 0,8% de 2024) pero con importantes retos: Alemania, su principal motor, necesitará conseguir implementar reformas y estímulos que permitan su reconversión y abandonar el rol de “enfermo de Europa” de los últimos años. Por otro lado, los países más expuestos al sector servicios y en particular al turismo, como es el caso de España, seguirán disfrutando de vientos de cola.
● La economía global camina hacia un aterrizaje suave y crecerá un 3,2% en 2025, gracias a la resiliencia del empleo y el empuje del consumo.
● “Un momento proustiano, más que un año trumpista”. Un déficit público en el 7% del PIB y una inflación del 3% conceden al presidente estadounidense un limitado margen de actuación.
● La inflación continuará moderándose, aunque con obstáculos: el aumento de los salarios y unos mayores aranceles mantendrán vivas las presiones inflacionistas.
● Continuará la reducción de tipos oficiales, pero a diferentes velocidades: el menor crecimiento de la eurozona acelerará los recortes del BCE. Para 2025, estiman -100 puntos básicos, frente a 50 puntos básicos de la Fed.
● La renta fija será una fuente de rentabilidad real para las carteras, con preferencia por crédito de calidad europeo. Además, tras la reciente caída de los tramos largos de la deuda pública, se abre una oportunidad para incrementar la duración.
● En renta variable, la entidad se muestra constructiva, ante un ciclo económico que se extiende y una mejora de los beneficios. Favorecen la bolsa estadounidense y, en particular, a sus empresas de pequeña y mediana capitalización. Estas compañías han quedado rezagadas en las subidas y ahora se beneficiarán del impulso doméstico de la nueva administración y de un crecimiento más repartido de los beneficios. En cuanto a sectores, tecnología, salud y defensa son los favoritos.
En cuanto a China, las medidas de estímulo no han conseguido recuperar la demanda interna, que aún sigue lastrada por la crisis inmobiliaria. Los mayores aranceles que previsiblemente impondrá Trump serán un nuevo freno al crecimiento del gigante asiático.
A pesar de que dispone de la máxima legitimidad política, el contexto económico actual es muy diferente al que se encontró Trump en 2016: el mayor déficit público actual (-7% del PIB), una elevada deuda pública (123% del PIB) y unos tipos de interés más altos limitarán el margen de actuación real.
En el comercio internacional, Estados Unidos es una economía poco dependiente del exterior y actualmente aplica menores tasas arancelarias (como ejemplo, el arancel promedio a productos europeos es del 3,5% frente al 5% que aplica Europa a los productos estadounidenses). A pesar de ello, consideran que Estados Unidos no es inmune a una guerra comercial y, si se impusieran las amenazas arancelarias más agresivas de Trump y las demás regiones toman represalias similares, la economía americana se vería mermada en un 1% de su PIB, debido entre otros factores a que el 57% de sus exportaciones tienen como destino Canadá, México, la Unión Europea y China.
Banca March considera que la inflación seguirá en la senda correcta de normalización. Sin embargo, el aumento de los salarios mantendrá la presión inflacionista, en especial en el sector servicios, cuyos precios mostrarán mayor resistencia a bajar, sobre todo en Estados Unidos, donde esperan una inflación promedio del 2,6% frente al 2% para la zona euro (2,4% la tasa subyacente). Además, las posibles subidas de los aranceles y una mayor fragmentación comercial son también obstáculos en el camino de moderación de los precios.
En la vertiente inflacionista de la energía, tendremos efectos contrapuestos, la debilidad de la demanda de China y el aumento de producción en EE.UU. favorecerán una contención del precio del petróleo, mientras que el gas natural seguirá tensionado en Europa por las restricciones de oferta, siendo este uno de los principales riesgos al alza para la inflación europea.
El mayor dinamismo de la economía estadounidense llevará a que la Reserva Federal camine más despacio: “solamente anticipamos dos recortes a lo largo de 2025, dado que la economía permanecerá robusta”. El BCE, por su parte, continuará con las rebajas de tipos y aplicará 4 recortes –que totalizarán un ajuste a la baja de 100 puntos básicos – hasta alcanzar el tipo neutral que estiman en niveles del 2%.
Por otra parte, señala que habrá rentabilidades reales positivas en todos los segmentos de renta fija. Dentro del activo, consideran que los últimos movimientos han permitido corregir la anomalía de una prima por plazo negativa que ha estado presente los dos últimos años: “la vuelta de una pendiente positiva elimina el coste de oportunidad de invertir en los tramos largos de la curva y, además, hace que la duración comience a ofrecer una protección interesante frente a sorpresas negativas en la evolución del ciclo”.
En un escenario de aterrizaje suave, mantienen mayor exposición al crédito que a deuda soberana y encuentran la mejor combinación rentabilidad/riesgo en la deuda corporativa de calidad y europea.
En el caso de la renta variable, la entidad sigue constructiva ante un ciclo que se prolonga y que permitirá que las empresas sigan incrementando sus beneficios. En el pasado, los episodios de aterrizajes suaves, como el actual, las Bolsas suben de media un 17% desde la primera bajada de tipos. Por otro lado, apuntan desde la entidad, que “dado los exigentes niveles de valoración actuales, de cara a 2025 asumimos una leve contracción del múltiplo en nuestras estimaciones y consideramos que la palanca que impulsará a la Bolsa serán los beneficios y unos menores costes de financiación”.
Entre sus preferencias, a nivel regional, señalan claramente las bolsas estadounidenses. Una mayor ponderación al sector tecnológico (+12 puntos porcentuales frente a otras regiones como Europa), una mayor calidad de sus empresas y un crecimiento más repartido de los beneficios (para 2025 el S&P 493 acelerará su crecimiento de beneficios en 2,5 veces hasta un +12%) hace que la renta variable americana siga presentando atractivo.
Sobre las bolsas europeas, recomiendan un posicionamiento neutral dado que, aunque las empresas cotizadas europeas son las más expuestas a Estados Unidos, su riesgo real es más limitado dado que un cuarto de los ingresos proviene del sector servicios, difíciles de gravar con tarifas. Por otro lado, las valoraciones descuentan un escenario pesimista, con un descuento del 6% frente al promedio histórico, por lo que cualquier buena noticia podría impulsar las valoraciones.
En cuanto a sectores, recomiendan una mayor exposición a tres segmentos en los que anticipan un mayor crecimiento de la inversión/gasto. Favorecen el sector de la tecnología, que seguirá impulsado por la nueva fase de la inversión en Inteligencia Artificial. También esperan mayores revalorizaciones de las empresas del sector salud, en el que prevén un crecimiento secular de sus beneficios y unas valorizaciones que están por debajo del promedio (PER 12m del sector en 16,7x vs. 17,9x de media histórica). Finalmente, el mayor gasto militar que implicará el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca impulsará el sector de defensa en bolsa y temáticas como la Ciberseguridad ganan especial atractivo en el escenario actual.