Escrito por los economistas De Santis y Stoevsky bajo el título ‘El papel de la oferta y la demanda en la recuperación pospandemia en la Eurozona’, la institución presidida por Christine Lagarde estima el «exceso» de ahorro acumulado durante la pandemia en unos 930.000 millones de euros en el cuarto trimestre de 2022, el 11,4% de los ingresos anuales de las familias europeas. Hace unos días, el Banco de España, especificaba que, en el caso español, nos encontraríamos ante un montante de 50.000 millones de euros. A lo anterior cabe añadir el fuerte endurecimiento de la política monetaria en los últimos meses, que en el caso de la Eurozona, llevó a la entidad emisora a endurecer los tipos de interés hasta el 4% la semana pasada.
Esta es la octava alza consecutiva y, muchos analistas, incuidos los del Banco de España, auguran otro empujón de los tipos en jullio.Un matiz importante añade el BCE en su análisis, respecto a lo publicado por el Banco de España, la mayoría de este ‘colchón’ estaría invertido en «activos ilíquidos» así como en manos de los hogares con las economías más saneadas . Sin embargo, aquí está el quid de la cuestión, se está erosionando parcialmente en términos reales por unos precios – que si bien se moderan algo, siguen sin dar tregua. «Es probable que todos estos factores limiten el apoyo derivado de estos ahorros acumulados al crecimiento del consumo.», apuntan los economistas del banco emisor. Un anuncio que añade más evidencias a la debilidad de la Eurozona.
En esta línea, los economistas del BCE defienden que «la recuperación económica postpandémica en la Eurozona ha sido sólida, apoyada en respuestas políticas resolutivas». Sin embargo, añaden, que «el endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo y las condiciones financieras más estrictas relacionadas disminuyan el gasto de consumo en bienes duraderos y la inversión privada. Es decir, el consumo privado puede que no pueda arrimar tanto el hombro como hasta ahora.
En concreto, la Eurozona se encuentra actualmente inmersa en una recesión técnica tras sumar su segundo trimestre negativo tras caer su actividad un 0,1% en el primer trimestre de este año. La misma merma registró en los últimos tres meses del año pasado. Por otra parte, la ‘locomotora’ alemana tampoco vive su mejor momento. Su PIB retrocedió un 0,3% en los tres primeros meses de 2023 un 0,3% y el último trimestre de 2022 también lo cerró en negativo, con un retroceso del 0,5%.
En el caso de España, en tasa general la inflación se va moderando y registró en mayo un 3,2%. Esto es nueve décimas menos que en abril. Sin embargo, los alimentos y bebidas no alcohólicas siguen siendo el principal impulsor de los precios un mes más. En concreto, crecieron un 12% a pesar de la caída de productos como la leche, queso, huevos , pescado, legumbres y hortalizas. Estos dos últimos en menor medida que en mayo del año pasado. Sin embargo, la inflación subyacente (que excluye a los alimentos no elaborados y los productos energéticos) se sitúa a casi tres puntos por encima del índice general. En concreto, se situó en el quinto mes del año en un 6,1%.
Por todo lo anterior resulta lógico que, en el BCE, enfríen las expectativas sobre el crecimiento económico de los Veintisiete. Además, en el seno del banco emisor, también ralentizan el ritmo de normalización de la inflación y, respecto a semanas anteriores, estiman que los precios se sitúen en un promedio del 5,1% este año y que caigan al 3% en 2024 y al 2,3% en 2025. Tampoco invita al optimismo, que el ‘jarabe’ que el BCE aplica a la política monetaria ya esté impactando en el crecimiento y las previsiones apuestan por una expansión raquítica del 0,9% para la Eurozona en este ejercicio por un 1,5% en 2024 y un 1,6% en 2025. Todo ello, a la espera de si habrá nuevos efectos de segunda ronda.