Un nuevo banco central más duro y más rápido. Esa es la postura que ha adoptado el Banco Central Europeo (BCE) tras la revisión de su estrategia monetaria. La institución presidida por Christine Lagarde asume la llegada de tiempos de extrema incertidumbre y se compromete a actuar sobre los grandes shocks inflacionarios de forma «especialmente contundente o persistente» para evitar que el crecimiento de los precios se descontrole. Este mensaje se traducirá en subidas de tipos de interés más rápidas y potentes ante situaciones en las que la inflación se eleve de forma considerable independientemente de cuál sea el origen de este suceso.
Tradicionalmente, el banco central optaba por no elevar sus tasas en situaciones de incrementos de la inflación temporal por cuestiones exógenas, como una guerra comercial o una crisis energética. Esa hipótesis se basaba en que se trataba de episodios temporales y que, dado que la política monetaria suele actuar con un retraso de algo más de año y medio sobre la economía, actuar implicaba llegar tarde y generar una volatilidad adicional.
Sin embargo, ahora la situación ha cambiado y,la nueva estrategia monetaria le ha servido al BCE para cambiar cómo afronta estas situaciones. «La posibilidad de que grandes desviaciones de la inflación respecto de la meta se consoliden y desestabilicen las expectativas de inflación a largo plazo es un factor clave que limita el argumento a favor de no actuar sobre los shocks», explica la autoridad monetaria. El banco central considera que «puede ser necesario tomar medidas preventivas para evitar que las expectativas de inflación se desanclen del objetivo del 2% porque es muy costoso contrarrestar esa situación una vez que se ha producido».
La tesis se basa en que la ciudadanía tiene memoria. Los grandes shocks sobre la inflación dejan huella en los consumidores y las empresas, lo que supone que responden de forma amplificada cuando se enfrentan a nuevos episodios de este tipo, lo que puede derivar en una inflación más persistente y debilita las razones para que la política monetaria lo pase por alto. «Si bien las expectativas de inflación a largo plazo en la zona del euro no se desanclaron durante el aumento de la inflación, el análisis del personal sugiere que habrían surgido riesgos significativos en ausencia del enérgico ajuste de la política monetaria», analiza el BCE.