La cifra recoge todo el importe concedido por esas cuatro semanas tanto a particulares como empresas. Desglosado por partidas, el mayor crecimiento interanual lo registran las hipotecas tras experimentar una subida superior al 17%, hasta los 7.102 millones en el que ha sido su mejor abril desde 2008. Hay que tener en cuenta que el precio de la vivienda ya toca la zona de máximos históricos, situación que ha disparado el importe medio concedido.
Una tónica que también se extrapola a las nuevas operaciones de crédito al consumo, que rebotan casi un 10% y se colocan en los 3.432 millones. Este comportamiento se apoya en dos vectores. Por un lado, los vientos de cola de la economía y, por otro, la pérdida de poder adquisitivo de los hogares a raíz del incremento de precios. El montante lo completan el crédito para otros fines, que pasa de los 1.573 millones a los 1.642 millones, así como la financiación a empresas, que acapara el grueso con 37.750 millones. En esta partida el incremento alcanza el 6,4%.
Al realizar una comparativa en clave mensual, todos los indicadores experimentan una ligera caída al pasar de marzo a abril, algo que puede atribuirse al efecto de la Semana Santa, que este 2025 ha tenido lugar en abril, mientras que en el ejercicio anterior se celebró en marzo. De hecho, en 2024 se detecta una pequeña variación positiva de marzo a abril.
La última encuesta sobre préstamos bancarios correspondiente al primer trimestre de 2025 (la última disponible) pone de manifiesto una relajación a la hora de aprobar créditos. Si bien los criterios de concesión (las actuaciones realizadas por un banco para decidir si otorga o no un crédito) permanecieron sin cambios en todos los segmentos, ya sea crédito a empresas, hipotecas o consumo; en las condiciones aplicadas, es decir, las características del producto, como tipo de interés, cuantía, plazo o garantías, las entidades fueron menos duras en empresas e hipotecas.
La banca ha aflojado en un contexto marcado por la necesidad de compensar con mayores volúmenes la rebaja del precio del dinero. En este sentido, los préstamos destinados a vivienda se financian a un coste medio del 2,7%, su nivel más bajo desde finales de 2022, inferior al 3,5% contabilizado de media en el área de empresas. Se trata de su coste más bajo en casi dos años después de que hayan llegado a oscilar por encima del 5%. La baja ratio de morosidad, que se mueve en mínimos desde el estallido de la crisis financiera, también sopla a favor de la expansión de la demanda de crédito. Todo estos factores han llevado al saldo vivo, que mide la cantidad de préstamos destinados a este fin en activo, a recuperarse desde los mínimos, con especial foco en la deuda de las familias, que ya supera los 693.000 millones, una cota inédita desde enero de 2023. En las empresas en cambio, asciende a 936.000 millones, con una pequeña reducción en los últimos meses.