El pico histórico se alcanzó en julio de ese ejercicio con 109.045 millones, por lo que la remontada le acerca otra vez a esta barrera en medio de un 2024 dorado para este tipo de financiación, que vive un ‘boom’ de demanda.
Si bien la diferencia con el mes anterior apenas varía, cuando cerró en los 102.828 millones, en comparativa interanual la mejora roza el 6%, ya que en agosto de 2023 contabilizó 97.172 millones. Con ligeras fluctuaciones, la tendencia de los últimos años ha sido al alza, aunque no fue hasta el pasado abril cuando cruzó de nuevo la barrera de los 100.000 millones. Desde entonces ha escalado de forma progresiva todos los meses, cosechando el que ha sido también su mejor agosto desde 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers.
El encarecimiento de la financiación no ha achantado a los hogares, con unos tipos medios que superan el 7%. A falta de conocer la evolución de esta tasa en agosto, durante el mes de julio la media ascendió al 7,26%, ligeramente por debajo de la cota histórica del 7,28% alcanzada el pasado mayo, cuando el Banco Central Europeo (BCE) aún no había arrancado con las bajadas de los tipos de interés. De hecho, es inferior al coste medio de los nuevos contratos firmados, que están sobre el 7,6%, aunque ha habido momentos en los que ha escalado por encima del 8%.
El encarecimiento no ha perjudicado a la demanda, ya que las nuevas operaciones firmadas en julio también han remontado hasta los 3.438 millones, contabilizando la cifra más alta desde noviembre de 2019. Entre enero y julio, las nuevas contrataciones acumulan un montante de 21.938 millones, un 18% más con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. A tenor del dato del salvo vivo del octavo mes del año, todo apunta a que las nuevas operaciones han seguido despuntando y encaran la recuperación preCovid al no haber superado aún los 36.000 millones en el conjunto del ejercicio para dar por recuperada la vuelta a la ‘vieja normalidad’.
En estas circunstancias, la tasa de morosidad en crédito al consumo ha registrado subidas en los últimos meses. El dato de junio (el último que se conoce) arroja un incremento para situarse en el 6,64%, que supone un aumento de dos décimas. Los créditos al consumo se caracterizan por su fácil acceso frente a otros productos financieros como puede ser una hipoteca. A cambio, la banca se blinda con intereses más elevados, de ahí que tradicionalmente los impagos en esta partida suelen oscilar por encima de la tasa general.
El comportamiento creciente contrasta con el vivido por el segmento hipotecario, que sigue instalado por debajo de la barrera de los 500.000 millones. En concreto, se ha colocado en los 496.167 millones, 68 millones por debajo de julio, que sumado a la categoría de otros fines, arroja un balance de 682.844 millones, mínimos de cuatro meses.
La financiación no ha sido la única vía a la que han recurrido los españoles para gastar durante las vacaciones de verano, que también han echado mano del dinero en el banco con la retirada de unos 12.500 millones procedente de cuentas bancarias y depósitos, algo que no impide que el montante se mantenga por encima del billón de euros. La predisposición a consumir y la moderación de la inflación apuntalan el mayor gasto de los españoles durante el periodo estival, marcado tanto por la gran retirada de liquidez como por un endeudamiento en crecimiento.