«En los primeros meses de 2025, la economía española ha seguido registrando un ritmo de crecimiento robusto, si bien algo menos intenso que el observado en el tramo final de 2024, mientras que, de cara al futuro, al igual que sucede a escala global y europea, las perspectivas sobre la evolución de la actividad en España están sometidas a una extraordinaria incertidumbre, como consecuencia de un entorno internacional muy complejo», ha señalado el organismo en su ‘Informe Anual 2024’. De hecho, según ha reconocido Escrivá, gobernador del Banco de España, este nuevo escenario plantea «importantes desafíos» desde el punto de vista del análisis económico.
Y es que, por un lado, persiste una «considerable dificultad» para determinar la naturaleza -estructural o transitoria- de las perturbaciones que se están observando, así como los detalles y el alcance de cada una de las medidas económicas.
Por otro lado, la transmisión de estas perturbaciones a través de canales financieros y de confianza «emerge como una fuente de incertidumbre potencialmente intensa por la concurrencia de diversos factores, tales como el papel central del dólar como moneda de reserva, medio de pago y activo refugio, la evolución reciente de algunos mercados financieros con valoraciones elevadas y, especialmente, el posible deterioro de la confianza de los inversores internacionales en la economía estadounidense».
«Estos elementos, combinados con la incertidumbre general acerca de la evolución de la economía global, generan riesgos adicionales sobre las condiciones de financiación y la inversión a nivel global», ha señalado el gobernador.
En este sentido, ha subrayado que, a diferencia de crisis anteriores, el entorno actual se distingue por una incertidumbre «especialmente difusa y persistente», que dificulta tanto la identificación de escenarios adversos plausibles como la asignación de probabilidades a dichos escenarios. Por ello, cobra especial relevancia el análisis de distintos escenarios. «Estas simulaciones sugieren que un incremento de los aranceles afectaría negativamente al nivel de la actividad mundial, particularmente en Estados Unidos y de manera más contenida en la Unión Económica y Monetaria (UEM) y, especialmente, en España. No obstante, si estas tensiones comerciales aumentaran debido a un deterioro de las condiciones financieras globales o de los niveles de incertidumbre, el impacto negativo sobre el PIB aumentaría», ha enfatizado el gobernador.
Con todo, las perspectivas para los próximos trimestres están condicionadas por la evolución del entorno internacional, «con evidentes riesgos a la baja». «Aunque la exposición comercial directa de España a Estados Unidos es relativamente limitada, los vínculos indirectos a través de las cadenas globales de suministro, así como los canales financieros globales y de confianza, son relevantes y deben ser monitorizados cuidadosamente».
En paralelo, Escrivá también ha reconocido que la economía española continúa enfrentándose a importantes retos estructurales.
Así, desde una perspectiva nacional, el Banco de España cree que es imprescindible seguir avanzando en una evaluación continua y rigurosa de las distintas políticas que las autoridades españolas han venido desplegando, en múltiples ámbitos, a lo largo de los últimos años, la mayor parte de las cuales se encuentran enmarcadas en el contexto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia acordado con las autoridades europeas.
«Para ello, sería deseable, por un lado, acelerar algunas de las iniciativas actualmente en curso cuyo propósito es facilitar el acceso de la comunidad investigadora a un mayor volumen de información granular, con una riqueza excepcional, que proviene de la fusión de distintas bases de datos en manos de las Administraciones Públicas (AAPP)».
Del mismo modo, estima que, si bien la creación de organismos como el Consejo de la Productividad de España o la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas han de considerarse pasos en la dirección adecuada, «su eficacia dependerá de la independencia y de la competencia profesional de sus miembros, así como de los recursos de los que dispongan para poder efectuar análisis rigurosos». Además, el BdE considera preciso tener en cuenta los desafíos relacionados con la productividad y el mercado de trabajo.
«Por el lado de la productividad, sería deseable abundar en políticas que, entre otros aspectos:
I) favorezcan el crecimiento empresarial;
II) II) faciliten la reasignación de los recursos productivos entre sectores y empresas; I
III) II) promuevan la acumulación y atracción de capital humano;
IV) IV) impulsen la inversión privada -más aún en una coyuntura, como la actual, en la que esta partida muestra un comportamiento especialmente débil- y, en particular, las actividades más innovadoras aprovechando el despliegue de nuevas tecnologías,
V) V) mejoren la eficiencia de las AAPP y la calidad del marco regulatorio e institucional actual».
Por el lado del mercado de trabajo, para el organismo es fundamental mejorar el funcionamiento de las políticas activas y pasivas de empleo en nuestro país, que presentan «algunas deficiencias importantes con respecto a las desplegadas en otras economías de nuestro entorno».
En particular, dice que resulta imprescindible que las políticas pasivas de empleo ofrezcan un nivel adecuado de protección a los desempleados y, al mismo tiempo, les proporcionen los suficientes incentivos para retornar al empleo. También debe desempeñar un papel central en el aumento de la empleabilidad de los trabajadores el reforzamiento tanto del sistema educativo reglado como de la formación ocupacional y profesional -y, especialmente, de la formación profesional dual-.