Desde 2021 se han sumado a la población del país cerca de dos millones de personas que nacieron en el extranjero y son residentes. Su contribución no sólo se ha percibido en el mercado de trabajo, sino también en la mejora del PIB por habitante. El organismo que capitanea José Luis Escrivá calcula que este ha aumentado a un promedio anual del 2,9% cada ejercicio entre 2022 y 2024. De ese avance, los inmigrantes nacidos en el extranjero han aportado alrededor de 0,7 puntos cada año. Esto es, el 25% del crecimiento de la riqueza que ha tenido lugar en el país en los tres últimos ejercicios se debe a la contribución de los trabajadores nacidos fuera de España.
El impulso de la economía nacional, que es la que ha registrado un mejor desempeño entre las grandes del euro los últimos ejercicios, se ha apoyado en tres grandes motores como son «el consumo privado, un turismo en cifras récord y una fuerte creación de empleo, en su mayoría gracias a la inmigración», añaden desde eToro.
Esta composición del crecimiento es la que permite que servicios de análisis como el de Funcas mantengan su previsión de avance del PIB en el 2,3% este año y en el 1,6% el que viene. El crecimiento, todavía superior a la media europea, se apoyará en la demanda interna mientras que «el sector exterior detraerá actividad por el impacto de los aranceles y de las incertidumbres globales», precisan.
Sobre su contribución al mercado laboral, un estudio publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) esta verano detallaba cómo los efectos de la inmigración sobre este suelen ser moderados, e incluso pueden ser positivos cuando la población extranjera está especializada en tareas distintas, pudiendo aportar en aquellos sectores donde existen problemas de escasez de mano de obra. Es lo que sucede en el ámbito de la construcción, donde la falta de personal agudiza el problema de escasez de vivienda.