La operación está dividida en dos adquisiciones, entre la que destaca la toma de control de los puertos de Cristóbal y Balboa, situados en la entrada atlántica y pacífica, respectivamente, al canal de Panamá. Con esta operación, dos empresas estadounidenses controlarán la gestión de los tres puertos más importantes situados alrededor del Canal y ninguna compañía china tendrá mano directa sobre infraestructuras vinculadas a este. La gestión de la infraestructura central, el paso artificial que une ambos océanos, seguirá bajo administración del Gobierno de Panamá.
La firma hongkonesa lleva décadas especializada en gestionar los puertos de diferentes partes del mundo y fue la primera en anunciar la operación, que le ha supuesto un regalo del cielo. La letra pequeña del acuerdo incluye el traspaso de 43 puertos situados en 23 países a través de diferentes filiales que posee CK Hutchison al consorcio creado por BlackRock y MSC. Por otra parte, CK transferirá el 90% de las participaciones que tiene en Panama Ports, empresa que controla las terminales de Cristóbal y Balboa.
El importe total de la operación asciende a 22.800 millones de dólares (21.300 millones de euros) y se espera que se efectúe en un plazo de un mes. La noticia supuso una revolución para CK, que incrementó su cotización un 22% en la última sesión hasta los 47 dólares hongkoneses por acción. La compra es superior a la capitalización de mercado de la propia compañía portuaria, actualmente valorada en 18.000 millones de euros.
Actualmente, las entradas al canal de Panamá están rodeadas por cinco puertos, tres en el lado atlántico y dos en la parte pacífica. Según la Agencia EFE, dos firmas estadounidenses controlarán la gestión de los tres puertos más importantes: Balboa, Cristóbal y Manzanillo (gestionado por la empresa estadounidense SSA Marine). Los otros dos son administrados por la taiwanesa Evergreen (en el caso de la terminal de Colón) y por la singapurense PSA (en el caso del puerto de Rodman).
Con esta adquisición, China desaparece del mapa panameño, lo que Donald Trump no ha tardado en celebrar. La principal especulación es que BlackRock podría utilizar esta compra para ganarse el beneplácito de la Casa Blanca, estrategia que Trump acostumbra a emplear y que las tecnológicas estadounidenses, con Elon Musk a la cabeza, siguen a pies juntillas. Independientemente de quién gestione los puertos de entrada, la administración del canal de Panamá está en manos del Gobierno centroamericano desde que los estadounidenses cedieran su gestión en un acuerdo firmado en 1977 por Carter y que entró en vigor en 1999. Trump ha criticado duramente a Carter por dicho tratado, por lo que la principal pregunta es si la operación de BlackRock calmará al presidente norteamericano y detendrá sus amenazas contra Panamá y su Canal.