Aunque indicó que no hablaba en tono de crítica, deslizó datos que ponen en evidencia la planificación. Por ejemplo, apuntó que el Gobierno planea que haya 5 millones de vehículos eléctricos en España en 2030, cuando ahora apenas hay 400.000, lo que significa que, para cumplir este objetivo, solo se deberían comprar modelos eléctricos.
En su intervención en el décimo Foro Global de Ingeniería y Obra Pública y del primer Fòrum Camins Cerdà, que se celebraba en Barcelona, Brufau reclamó que los planes gubernamentales de descarbonización y de despliegue de las energías renovables se caractericen por la «consistencia» y no sean solo «deseos aspiracionales». Realizó estos comentarios tras la retirada del impuesto especial a las energéticas y de la amenaza, que luego se levantó, de paralizar una inversión en Tarragona de 1.100 millones de euros.
Sobre la reciente actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PINIEC) para el periodo 2023-2030, Brufau pidió «consistencia” y “coherencia» en las decisiones que se toman en el conjunto de la UE y por parte de los 27 países miembros. En este punto se refirió a los planes del gobierno español para que haya en circulación 5 millones de vehículos eléctricos en 2030, frente a los 400.000 actuales: «Esto significa que después de salir de aquí ya tenéis que empezar a comprar vehículos eléctricos y nada más que vehículos eléctricos», indicó.
Ademas, recordó que la hoja de ruta del gobierno prevé que España disponga de 12.000 MW generados por hidrógeno verde en 2030, cuando ahora hay apenas 15 MW. En tono irónico, indicó que «el mundo tiene que estar preparado para hacer electrolizadores para España».Por otra parte, puso en duda las previsiones gubernamentales en generación eólica, que prevén doblar la capacidad, de 31 GW a 62 GW, cuando «cada año se incorpora en torno a 1 GW» de esta fuente de generación renovable.
Al referirse a la UE y sus políticas energéticas, se pregunto «¿Critico yo el plan estratégico? No. Me preocupa que los 27 (países socios) hagan este tipo de deseos aspiracionales», indicó Brufau, para añadir que «en una empresa no hay deseos u objetivos aspiracionales, hay objetivos y hay que cumplirlos». Afirmó que el resto de países europeos también han diseñado sus planes de descarbonización a partir de «aspiraciones», con ánimo de ver «quién sale mejor en la foto», y se preguntó si actores públicos y privados deben «empezar a invertir como locos» en generación renovable «cuando sabemos que no puede ser», o en hidrógeno verde, «cuando no vamos a tener un proveedor que nos dé un electrolizador hasta dentro de siete años». «Por favor, consistencia en los planteamientos públicos que afectan a la descarbonización», ha reclamado.
Por otra parte, Brufau aseguró que Repsol coincide en muchos aspectos con el diagnóstico formulado por Mario Draghi en su reciente informe elaborado para la Comisión Europea. Durante la jornada, tanto Brufau como el presidente de Enagás, Llardén, han hecho una defensa de la colaboración público-privada.
En esta misma jornada, la consellera de Economía de la Generalitat, la socialista Alícia Romero, ha garantizado que promoverá la colaboración público-privada desde el Govern y tendió la mano a las empresas. Sobre su intervención, el presidente del Institut Cerdà, Salvador Alemany, afirmó que desde «hace tiempo» no veía un discurso político «menos acomplejado» en materia de colaboración con el sector privado.