«Se prevé que el crecimiento del PIB real se mantenga sólido en 2025, para luego moderarse gradualmente. La actividad económica estará impulsada por la demanda interna, respaldada por el continuo buen desempeño del mercado laboral, que sostiene el consumo privado, y por la contribución de la inversión», señala el documento publicado por Bruselas. Como detalla, la previsión es que la actividad económica «se mantenga robusta», con un crecimiento del PIB real del 2,9% en 2025, «reflejando además un remanente de 2024 superior al previsto». Se espera que el crecimiento del PIB real se modere gradualmente hasta el 2,3% en 2026 y el 2% en 2027.
La demanda interna será el principal motor del crecimiento entre 2025 y 2027, «impulsada principalmente por el consumo privado y el buen desempeño de la inversión». El gasto de los consumidores se beneficiará de un mayor poder adquisitivo y un crecimiento adicional del empleo en un contexto de inmigración sostenida.
Mientras, la Comisión Europea señala que los principales riesgos para la economía se relacionan con los posibles efectos indirectos derivados de una actividad económica menor a la esperada por parte de los principales socios comerciales de España.m»Esto podría afectar negativamente la evolución del turismo y provocar un período prolongado de cautela por parte del sector privado, retrasando la inversión empresarial o manteniendo la tasa de ahorro de los hogares muy por encima de su promedio histórico a largo plazo. En el plano interno, una desaceleración de los flujos migratorios más pronunciada de lo previsto podría reducir el dinamismo del mercado laboral, generando perspectivas menos favorables para el consumo y la inversión privados», explica.
En cuanto a la eurozona, las previsiones de la Comisión Europea sugieren que el crecimiento económico se mantendrá en los próximos trimestres. «Persisten las condiciones clave para la expansión de la actividad económica, a pesar de un entorno externo complejo y una incertidumbre persistente». Así, se espera que la zona euro refleje en líneas generales esta tendencia, con un crecimiento del PIB real del 1,3% en 2025 (mejora de cuatro décimas), del 1,2% en 2026 (dos décimas menos) y del 1,4% en 2027. Mientras, en toda la Unión Europea (UE), esta previsión proyecta un crecimiento del PIB real del 1,4% en 2025 y 2026, que aumentará ligeramente hasta el 1,5% en 2027.
«La persistente incertidumbre en la política comercial sigue lastrando la actividad económica, mientras que el impacto económico de los aranceles y restricciones no arancelarias actuales, así como las consiguientes interrupciones en la cadena de suministro, podría ser mayor de lo previsto», exponen en Bruselas. Además, consideran que, durante el periodo de previsión, el consumo privado impulsará el crecimiento con una tasa anual constante del 1,5%, gracias a un descenso gradual de la tasa de ahorro, hasta el 14,4% en 2027, y que el crecimiento del consumo público se desacelerará durante el periodo de previsión, a medida que se ralentice el crecimiento de los salarios públicos y del consumo intermedio.
Respecto a la evolución de los precios, desde Bruselas estiman que, en España, la tasa de inflación general se desacelere aún más, alcanzando el 2,6% en 2025 y el 2% en 2026, «impulsada por la moderación de los precios de los alimentos y, en menor medida, de los servicios, que se espera que disminuyan de forma más gradual en consonancia con un menor crecimiento de los salarios reales». No obstante, se pronostica que el crecimiento de los salarios nominales se mantendrá por encima de la tasa de inflación en 2025, mientras que el aumento de los ingresos reales se moderará durante los dos años siguientes. En 2027, se prevé que la inflación se estabilice en el 2%.
Para la eurozona, la inflación general se mantendrá en torno al objetivo del Banco Central Europeo (BCE) del 2% durante todo el horizonte de previsión. Una estabilidad general que «oculta tendencias variables en los distintos componentes de la inflación».
Concretamente, se espera que la inflación de los precios de los servicios y los alimentos «se debilite gradualmente» a medida que se desacelera el crecimiento salarial y disminuyen las presiones en la cadena de suministro de la industria alimentaria. Por el contrario, si bien se prevé que la inflación energética se mantenga negativa en 2025 y 2026, se anticipa que se consolide gradualmente y se torne positiva en 2027. Se prevé que la inflación de los bienes industriales no energéticos se mantenga baja y estable durante todo el horizonte de previsión, «limitada por la intensificación de las presiones competitivas de las importaciones y la apreciación del euro».
En general, se calcula que la inflación en la zona euro se desacelere al 2,1% en 2025 y que posteriormente se mantenga prácticamente estable en el 1,9% en 2026 y el 2% en 2027. En la UE, se proyecta que la inflación general disminuya ligeramente al 2,5% en 2025, antes de descender al 2,1% en 2026 y alcanzar el 2,2% en 2027. En consonancia con la disminución de las presiones en el sector servicios, se prevé que la inflación subyacente disminuya gradualmente hasta situarse en torno al 2% a finales de 2027 tanto en la zona euro como en la UE.
