La baja fiabilidad de la primera versión del Avril de Talgo, vendido a Renfe en 2016, junto con el déficit de capacidad productiva del fabricante, en el que acaba de desembarcar un consorcio público- privado vasco, han llevado a los rivales de Renfe a plantearse seriamente la opción de CAF como suministrador de la flota para la segunda ola de liberalización ferroviaria.
Según fuentes próximas a las conversaciones, Iryo (Trenitalia), Ouigo (SNCF), Alsa y Eco Rail han pedido al fabricante vasco un producto que cumpla con los estándares para circular por los nuevos corredores abiertos a la competencia. Las mismas fuentes añaden que CAF ha aceptado el reto a partir de la tecnología que ya dispone, capaz de alcanzar velocidades de hasta 250 kilómetros por hora.
«Teniendo en cuenta la cartera de oportunidades que se abre para trenes de alta velocidad con ancho variable tanto en España como en el extranjero, es normal que CAF acepte ese reto», aseguran en el Ministerio de Transportes, donde ven claramente oportunidades de crecimiento en otras geografías europeas. El ancho variable, tanto el ibérico como el que se emplea en países del Este de Europa, va a ser una tecnología demandada en los próximos años. Además de España y Portugal (país que ha optado por este tipo de vía para su alta velocidad), Polonia, el Báltico y Ucrania necesitarán trenes con eje desplazable para conectar con el corazón industrial de la UE.
Por esta razón, Talgo firmó con la polaca Pesa el año pasado un memorándum para fabricar juntos un tren de alta velocidad que se adapte a las especificaciones del mercado polaco.