En ausencia de perturbaciones externas, desde CaixaBank Research podría haber esperado un ritmo de crecimiento cercano al 2,5% gracias, en parte, «al apoyo de los fondos europeos». Sin embargo, sus previsiones apuntan a que la economía «se vea lastrada por un conjunto de factores». En primer lugar, destacan el impacto de la subida de tipos de interés.
«Típicamente, el impacto máximo se produce entre uno y dos años después de la subida. Estos retardos explican que, a pesar de que prevemos tipos más bajos en el promedio de 2024 que en el de 2023, el impacto de los tipos de interés sobre el crecimiento del PIB sea sustancialmente negativo en 2024», señalan en su último informe mensual correspondiente a noviembre. En segundo lugar, creen que la inflación seguirá lastrando la evolución de la actividad, aunque en menor medida que en los últimos dos años.
«En positivo, prevemos que las dinámicas subyacentes de la inflación se deberían moderar a lo largo de 2024. Esta moderación se producirá gracias al progresivo agotamiento del efecto contagio (el impacto que la fuerte subida de precios de la energía y los alimentos tiene sobre los precios de otros productos de la cesta del IPC) y a la ausencia de efectos de segunda ronda de calado», comentan los expertos.
De este modo, pronostican que la inflación núcleo (aquella que excluye la energía y los alimentos) pasará de crecer un 4,6% en 2023 a un 3,0% en 2024. En contraposición, la retirada de las principales rebajas fiscales por la guerra de Ucrania a principios de 2024 añadiría cerca de 1 p. p. a la inflación de 2024, principalmente a través del componente energético y de los alimentos.
«En su conjunto, prevemos que la inflación general promedio apenas se modere en 2024 respecto al 2023 (3,6% frente a 3,7%), por lo que seguirá realizando una contribución negativa al crecimiento», añaden. Asimismo, el bajo crecimiento económico previsto para la eurozona, del 0,7% según CaixaBank Research frente al 1,4% de crecimiento potencial del FMI, también tendrá un efecto adverso sobre la economía española.
En los últimos años, la economía internacional se ha movido es un escenario complejo e inestable, caracterizado por la acumulación de shocks de naturaleza muy diversa que están distorsionando el funcionamiento de la oferta y limitando la efectividad de las políticas de demanda que intentan recuperar la estabilidad económica perdida.
En medio de un contexto tan convulso e incierto como el actual, en CaixaBank Research prevén que la economía mundial cerrará 2023 con un crecimiento del 2,8% (0,6 p. p. menos que en 2022), pero con el debilitamiento concentrado en los países desarrollados (1,4% frente al 2,7% de 2022), especialmente en aquellos como Alemania (–0,4%), con una mayor dependencia del sector industrial, pues los países emergentes mantienen la velocidad de crucero del pasado año (4%).
«De cara a 2024, una economía renqueante implica una elevada fragilidad ante el impacto de nuevos shocks, pues, por un lado, van a ir desapareciendo los vientos a favor que han permitido sortear los obstáculos en el pasado reciente (ahorro acumulado, política fiscal expansiva, etc.), mientras que los efectos restrictivos sobre la demanda del endurecimiento monetario se desplegarán con la máxima intensidad en los próximos meses», valoran los analistas. Así, el ritmo de avance de la actividad de la economía mundial se situaría algo por debajo del 3% en 2024, pero la mayor parte del ajuste lo asumirían los países desarrollados (+1,1% en 2024 frente a +1,4 en 2023), pues, a la debilidad que seguirá mostrando la eurozona (+0,7% en 2024), se sumará el enfriamiento que esperamos de la economía norteamericana para la primera parte del año.
No obstante, «la fortaleza que siguen mostrando el mercado de trabajo y el consumo en EEUU pueden limitar la desaceleración de la actividad y desactivar señales recesivas como la inversión de la pendiente de la curva de tipos de interés; en cambio, en Europa, tanto la evolución de la confianza de empresas y consumidores como la debilidad del sector industrial o el endurecimiento de las condiciones crediticias anticipan que el crecimiento se mantendrá próximo al estancamiento, al menos hasta verano de 2024», aseveran en la firma.
Respecto a la política monteria, el año 2023 termina con los tipos de interés más altos vistos desde hace 15 años, aunque los estrategas de la entidad creen que es probable que en 2024 se produzcan los primeros recortes en los tipos de interés, «pero pensamos que estos van a ser moderados, en ausencia de una desaceleración brusca de la actividad económica, y que, sobre todo, no serán de suficiente magnitud como para poder decir que se abandona la política monetaria restrictiva», concluyen en CaixaBank Research.