Así las cosas, en la cercanía del poder todo aparenta una calma, una vida tranquila y sosegada en la que se trata de primar la actividad escasa pero suficiente de un presidente de Gobierno que pasea su ahora encorvado físico por países y cancillerías tratando de alejarse de las calles, que, cuidado tendrá que pisar en unos días si es que asiste al tradicional desfile del día 12 de octubre, aunque visto lo visto, puede pasar cualquier cosa, desde que no asista, hasta que el publico no pueda acercarse ni a dios kilómetros de distancia de la tribuna principal para así no ser abucheado a su llegada y salida como ya viene siendo habitual en los últimos eventos.
Mientras esta falsa calma trascurre, la actividad gubernamental se circunscribe a tratar de salvar a la señora de, de las malignas garras del juez Peinado, autentico Belcebú de los asesores monclovitas que están tejiendo una tupida capa de hechos dichos y dudas que oculten la realidad que como un lento gotero va dejando caer la UCO, la Intervención de Hacienda o informaciones de distintos medios que aportan sus investigaciones día a día y que rompen esa capa oscura y viscosa protección que tarde o temprano terminara por no servir de nada, cuando como insisten una y otra vez se sepa la verdad y haya un sinfín de delitos cometidos, entre otras cosas porque según juristas independientes, los correos son definitivos porque demuestran que la asesora realizaba gestiones relacionadas con tareas privadas de Begoña Gómez.
Y con ser jun turbio asunto, lo peor de todo es que tiene paralizado al Gobierno. Un gobierno dependiente al cien por cien de su presidente que al estar este ocupado en otros menesteres no da un solo paso por lo que ni tan siquiera gobierna y se limita al escaso trabajo de un día a día cansino y plano, que nada tiene que ver con una calma aparente sino con la atrofia a la que los problemas personales de Sánchez están llevando a España