La tarta ganadora de se elabora con queso fresco madrileño con sello M de Madrid Calidad de cabra de la Quesería artesana Vega de San Martín, como protagonista, junto con un queso Harbor Blue inglés muy especial porque también es de cabra y una base de galleta y mantequilla de cabra. Como acompañamiento la tarta se presenta con un crumble de queso curado Marqués de Mendiola de Ciempozuelos (Madrid).
El broche de oro al plato lo pone un helado de tomillo, que cierra el círculo para reflejar tanto lo que comen los animales de los que proviene el queso como que “Madrid sabe a campo”, asegura Sierra.
El segundo puesto ha recaído en el restaurante Le Qualité Tasca, representado por el cocinero Philip Parajan, con una tarta de Queso fresco de vaca DO Cebreiro y Bombón de leche cruda Vega de San Martín y huevos camperos madrileños; el restaurante del municipio madrileño de Getafe Big Cow, con Cristina Zazo como repostera, ha obtenido la tercera plaza del certamen madrileño con su tarta ahumada de dos quesos madrileños: curado y queso azul de San Martín de La Vega. Acompañan con cristales de caramelo salado para conseguir contraste dulce salado en boca. “Sin duda, lo más importante para darle el toque personal y diferenciador a estas tartas son los quesos.
En la Comunidad de Madrid existen diferentes tipos para aportarle sabores suaves o los de cabra que dan matices más diversos en boca. También hay quien se decanta por mezclarlos con nacionales o, incluso, con quesos más allá de nuestras fronteras, como el ganador. Lo mejor es que siempre hagan disfrutar a quienes las degustan, como hoy lo hemos hecho el jurado. Ha habido mucho nivel, tanto que el segundo y tercer puesto se diferencian por un punto”, asegura Hernández, presidenta del jurado de cata del concurso de ACYRE Madrid. Al certamen se han presentado con sus recetas 25 participantes, de los cuales solo 12 han llegado a la final del concurso cumpliendo las bases de incluir entre los ingredientes obligatorios mínimo un queso con la M de Producto Certificado, la marca que garantiza el origen y la calidad de los Alimentos de Madrid, y la utilización de un producto más (lácteos, huevos, miel…) también con el certificado M de Madrid Calidad.
El jurado ha estado formado por diversas personalidades del ámbito gastronómico: el chef ejecutivo de Tatel, Juan Antonio Medina; la cocinera y embajadora de los productos de Madrid Calidad, Miriam Hernández; el pastelero de Pastelería Luzón, Antonio Palomo; Ángel de Oteo, Director General de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Comunidad de Madrid; Antonio García Jurado, periodista y buscador de tartas de queso y la consultora especialista en quesos artesanos Ana Belén González Pinos. Historia de la tarta de queso
El postre más famoso en pastelerías y restaurantes a nivel internacional celebra el próximo 30 de julio, como cada año, el Día Mundial de la tarta de queso o del cheesecake. Hay que retroceder miles de años para llegar a su origen. Este postre data de la Antigua Grecia, 4000 años antes de la era actual, cuando era llamado pastel de queso. En el año 776 a.C. se consideraba fuente de energía y fue el alimento de los primeros atletas de los Juegos Olímpicos. La primera vez que apareció una receta fue en el año 230 d.C. gracias al escritor Ateneo con una descripción muy sencilla: triturar el queso y calentarlo en un cuenco de cobre con miel. Cuando Grecia fue conquistada por los romanos, la tarta de queso se convirtió en un motín de guerra. Aunque la versionaron añadiéndole huevo y horneándola entre ladrillos muy calientes. Tomó el nombre de libuma. Gracias a la expansión del Imperio Romano llegó a Europa. Y es en el siglo XVIII, con la llegada de los colonos al Nuevo Mundo, cuando empieza a parecerse a la tarta de queso que conocemos hoy y a la que pocos paladares se resisten.