Según las estimaciones de CaixaBank Research, este adelantamiento también se replicará en 2024. De esta forma, Cataluña cerrará el ejercicio en curso con un avance del PIB del 2%, dos décimas por debajo del que obtendrá la Comunidad de Madrid. Estas diferencias no empañan la normalización de la situación económica en Cataluña. El dato de crecimiento del PIB autonómico para el último ejercicio se halló aún por encima del conjunto nacional, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los positivos datos de ocupación y exportaciones, especialmente en automoción, cimentan la recuperación de la comunidad. Asimismo, el acercamiento del turismo a las cotas prepandemia, especialmente en pernoctaciones, ha ayudado a remontar la actividad del tejido productivo, ya que el peso de este sector en el PIB catalán es muy significativo. De hecho, se trata de la primera autonomía en llegadas de visitantes internacionales, 18 millones en 2023 (el 21% del total).
La nota menos halagüeña de la recuperación en la región catalana es el enfriamiento de la manufactura. La actividad industrial en 2023 estuvo afectada por la atonía de la demanda externa y la caída de los nuevos pedidos. Así, se anotó un descenso del 0,5% en la comunidad. Hay que puntualizar que el toda España este retroceso fue del 0,8%. La menor exposición de la economía madrileña a la industria podría explicar el plus que le saca la región al principal territorio con el que compite en el país en pujanza económica.
En cualquier caso, este cuadro macro apunta hacia un cambio de tendencia respecto a la función de locomotora de la economía nacional. «Se ve mayor estabilidad y solidez en el PIB de Madrid, con una caída durante el Covid, aunque dos puntos menos que Cataluña, y un crecimiento sostenido mayor, salvo en el efecto rebote de 2021. Se ve también cierta convergencia de tasas de crecimiento anual en 2023 y 2024», expone Albert Guivernau, director de la Fundación Civismo. El economista pronostica que esta dinámica será difícil de revertir: «Solo se podría empezar a invertir con varios años de crecimiento superior de Cataluña sobre Madrid, cosa que a día de hoy no parece razonable. El mayor crecimiento de Madrid ha pasado de ser un fenómeno coyuntural a uno más estructural, que afecta a la manera de ser de la economía española y no solo a un momento concreto».
Los especialistas subrayan otro fenómeno que pese a su obviedad no debe pasarse por alto: la incertidumbre política y económica desencadenada por el procés. Aunque el momento álgido de inestabilidad se vivió en 2017, con la declaración unilateral de independencia por parte del Parlament, los coletazos del proceso separatista aún se hacen notar e inciden en la vitalidad de la economía.
En el último lustro, Cataluña registró año tras año saldos negativos en los cambios de domicilio de las sedes sociales, un fenómeno conocido como fuga de empresas. Así, entre 2019 y 2023 Cataluña perdió un agregado de 1.325 sedes, frente a las 2.252 que captó Madrid, según datos recopilados por Informa D&B. La consultora reconoce que el «traslado de sedes sociales puede tener múltiples explicaciones, como la capacidad de atracción de una comunidad o ser consecuencia de la reorganización de grupos empresariales». Con todo, también sostiene que «pocas autonomías mantienen un saldo negativo o positivo de manera constante a lo largo de los años cubiertos por este estudio [el periodo 2015-2023]». «Solo dos comunidades consiguen tener saldos siempre positivos: Madrid y Baleares, con unos saldos totales de 5.290 y 469, respectivamente. En contraposición, las dos comunidades que mantuvieron un saldo siempre negativo han sido Cataluña y Castilla y León, con saldos totales de -5.216 y -564, respectivamente. El resto de comunidades registran saldos positivos o negativos según los años», resalta el estudio.