Pero las cosas no le están siendo nada fáciles y es que cuando uno es un chapuza por naturaleza, allá donde mete la ,mano se convierte rápidamente en otra chapuza aun mayor que la propia persona. Así que seguir la realidad de sus cesiones empieza a ser un pequeño divertimento intelectual para compensar en alguna medida el daño que se esta produciendo. Así, apenas 24 horas después de que firmasen el traspaso de competencias de inmigración a Cataluña, la portavoz del partido independentista dejaba caer que una vez se apruebe la ley orgánica, la Generalitat tendrá potestad para exigir como «requisito» el conocimiento del catalán para obtener un permiso de residencia en Cataluña.
Tamaña barbaridad, ¿se lo imaginan ustedes? ¿un tribunal en el aeropuerto examinando a los visitantes para dejarles entrar o devolverles a su pais?, ha tenido que ser contestada, aunque con la boca pequeña por juna ministra, una de esas que suelta como un papagayos los mensajes que reciben por la mañana desde Moncloa, la señora Saiz, quien ha tenido que asegurar que si bien conocer el catalán «no resta, suma», la lengua «no es un requisito para denegar un permiso, expulsar a una persona o prohibir su entrada en nuestro país».
Dicho lo cual, ha pasado a tratar de defender lo indefendible que el polémico pacto entre socialistas y Puigdemont «es bueno que una comunidad asuma una responsabilidad en una competencia tan compleja» como la de inmigración. Es más, a su juicio, el hecho de que una administración autonómica se encargue de esta competencia es una buena noticia, ya que «está más cerca al terreno», lo que permite eliminar trabas y burocracia.
En fin un cumulo de veleidades que no ocultan la bajada de pantalones ante el profugo o las presiones a las empresas para que vuelvan a Cataluña pro mucho que el ministro Cuerpo se empeñe en calificarlo como un hecho normal y necesario. Eso si asegurando que el gobierno no ha hecho nada al respecto porque es una decisión «estrictamente empresarial», que obedece a «las perspectivas de crecimiento y de rentabilidad que tienen las empresas, de presente y a futuro».
«No será la última. Esperamos que más empresas tomen esta decisión. Se puede esperar una vuelta progresiva de las empresas que se fueron porque responde a la vuelta a la normalidad y la estabilidad jurídica. Es un círculo virtuoso en el sentido contrario al que se dio en el 2017».
Ja, ja , ja, que se lo pregunten al presidente del Foment del Traball y luego nos lo cuenten, porque las presiones que se están ejerciendo sobre CaixaBank y el resto de empresas de la orbita de Criteria o si me apuran de Faine son de las que aparecerán en los papeles a no mucho tardar.