Lamentablemente, el Régimen de Autónomos experimenta una caída en términos anuales, con 1.300 autónomos menos que en el mismo mes del año anterior. En este punto, destaca el desplome del comercio en casi 20.000 personas respecto a marzo de 2022, frente al crecimiento del 3,30% del Régimen General.
Así, aunque en líneas generales el empleo aguanta, las empresas de pequeño tamaño están sufriendo, lo que de momento se traduce en la pérdida de más de 6.000 autónomos desde principios de año y el cierre de más 13.000 empresas en los dos primeros meses del año. Destaca, también, el incremento del número de concursos de acreedores en casi un 20% entre 2021 y 2022, según datos provisionales del Colegio de Registradores.
Ante esta situación, CEOE considera imprescindible redoblar los esfuerzos para contener la inflación y reducir las cargas burocráticas e impositivas, así como los costes laborales que están estrangulando la sostenibilidad de las pequeñas empresas. Asimismo, se debe promover un marco regulatorio flexible, seguro y previsible que genere confianza en los inversores y priorice el mantenimiento y la creación de empleo.
Por su parte, el número total de afiliados a la Seguridad Social alcanza las cifras más elevadas de la serie histórica, con más de 20 millones de personas afiliadas, en un mes de marzo que no ha coincidido con la Semana Santa.
En desempleo, destacan los descensos en el sector servicios, seguido a distancia por los producidos en construcción, industria y agricultura, mientras se incrementa en el colectivo sin empleo anterior.
Pese a ser la cifra más baja de desempleo en un mes de marzo desde 2008, el paro se sitúa en España en cerca de 2.900.000 personas, el más alto de la zona euro, y ello sin tener en cuenta los desempleados con disponibilidad limitada o demanda de empleo específica, que situarían el desempleo real en cerca de 3.400.000 personas.
Un mes más destaca la contratación indefinida: casi uno de cada dos contratos formalizados es indefinido. Cae así la temporalidad a mínimos históricos del 14%, con especial incidencia en las mujeres y claramente en los jóvenes, en los que la temporalidad ha descendido desde el 53% al 21% desde la entrada en vigor de la Reforma laboral.