El informe ‘Análisis de la productividad del trabajo en las Comunidades Autónomas españolas’, elaborado por el Consejo General de Economistas de España (CGE) sitúa al país como el quinto de la Unión Europea con menor aumento de la productividad real en la última década (ésta cae de hecho en términos relativos), lo que pone de manifiesto su incapacidad de mejorar sustancialmente y de manera continuada la eficiencia productiva. España tiene la tasa de paro más elevada a nivel comunitario, con un 11,2% en octubre.
El documento publicado por los economistas, que se nutre como fuentes de Eurostat -la oficina de estadísticas europea- y del Instituto Nacional de Estadística (INE), coloca a Irlanda, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Francia, Países Bajos y Suecia como países más eficientes de un listado en el que caen a la cola Bulgaria, Rumania y Polonia. En el caso español y a nivel territorial, las autonomías con una productividad por encima de la media son Cataluña, La Rioja e Islas Baleares. En el lado opuesto, Región de Murcia, Extremadura, Canarias, Andalucía y Melilla muestran los peores registros.
En el periodo analizado, que va de 2013 a 2022, Islas Baleares, Cantabria, Galicia, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, País Vasco, La Rioja y las dos Ciudades Autónomas registran un mayor dinamismo de la productividad del trabajo. Mientras, Canarias y Extremadura son las que muestran una peor evolución, sin que exista evidencia clara de una convergencia regional.
Por ramas de actividad, las inmobiliarias y financieras y de seguros, junto a los sectores industriales y de Información y comunicaciones son las más eficientes. Lo contrario sucede con actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, reparación de artículos de uso doméstico y otros servicios, así como con Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. Las autonomías donde más sectores superan la media española de eficiencia son, precisamente, País Vasco, Comunidad de Madrid y Navarra.
El presidente del Consejo .Pich Rosell, recuerda que mejorar los niveles de productividad debe ser «un objetivo como país», para no quedar rezagados tanto de las tradicionales potencias económicas mundiales como de las nuevas economías que emergen con fuerza en el panorama mundial. «Las importantes implicaciones que tiene la productividad en el crecimiento a largo plazo, en los niveles de renta per cápita y, en general, en el bienestar de una sociedad, su impacto en la competitividad exterior o su influencia en la relación salarios-inflación, la convierten en uno de elementos clave en el análisis económico moderno», sostiene. Desde su punto de vista, la creación del Consejo de Productividad de España, en respuesta a las recomendaciones de la Unión Europea, puede suponer un hito en el diagnóstico de las carencias y posibles propuestas en este contexto.
Respecto al comportamiento por territorios, el director del Informe, José Carlos Sánchez de la Vega, apunta que se aprecia una relación significativa entre los niveles de productividad regionales y factores como la estructura productiva y ocupacional, el esfuerzo tecnológico, la calidad del empleo, el tamaño de las empresas y el capital humano.