En su foco está tanto evitar posibles movimientos especulativos que inflen artificialmente el valor y, por tanto, el precio de la opa como velar por que en una oferta como esta, de carácter hostil, se respeten los derechos de los accionistas minoritarios. Y que estos, por tanto, puedan tomar sus decisiones de forma autónoma y sin estar condicionados por uno u otro banco. El plazo de aceptación de la opa se inició el pasado 8 de septiembre y se extenderá, si el BBVA no lo amplía, hasta el 7 de octubre. En este tiempo, los accionistas del Sabadell deberán decidir si aceptan o no la oferta de la entidad que preside Carlos Torres. Es el momento clave de la opa y, por tanto, en el que se decidirá, después de 16 meses, quién triunfa.
Uno de los focos del regulador durante estas semanas está en que los accionistas del Sabadell que sean además clientes del banco tengan plena libertad para tomar la decisión sobre acudir a la opa o no y no actúen condicionados por la red de oficinas y comerciales del banco. El BBVA, para intentar paliar estas cuestiones, ha abierto una línea telefónica y presta asesoría en sus propias oficinas a los accionistas del Sabadell que quieran vender sus acciones, sean clientes del banco o no.
“No puedan estar pendientes de lo que dice un director de oficina a alguien que pregunta. Pero sí tendrán que supervisar la publicidad, como ya han hecho en toda la operación, lo que se cuenta en entrevistas… Este es el periodo más sensible. No está permitido apalabrar operaciones con accionistas de referencia, ni llegar a compromisos futuros a cambio de la adhesión o no a la opa”, añaden estas fuentes. Una de las cuestiones que regula la ley, por ejemplo, es que toda publicidad vinculada a la opa tiene que aludir al folleto.
Otra cuestión importante a considerar por el regulador son los posibles movimientos especulativos en las cotizaciones, máxime en una oferta en acciones. La CNMV, de oficio, ya chequea los precios y los volúmenes de las operaciones que se cruzan en el mercado. La clave está en un nuevo escenario que apareció hace escasas semanas, con la publicación del folleto de la oferta. Se trata de la posibilidad de que el BBVA, si se queda con entre el 30% y el 50%, elimine la condición de aceptación mínima. Esto obligaría que lanzase, en el plazo de un mes, una segunda oferta con un componente en efectivo y a un precio que la CNMV considerase como equitativo, para lo que la cotización del Sabadell en los días previos a la liquidación de la oferta es clave. En concreto, si considera que la cotización del Sabadell o del BBVA se inflara de forma artificial para intentar elevar el precio de esa eventual segunda opa, máxime cuando el propio Torres ha negado que vaya a renunciar a esta condición de aceptación mínima y, por tanto, a lanzar una segunda oferta. En este caso, si el regulador ve indicios de manipulación de mercado puede abrir un expediente e imponer sanciones.