Y es que solo los cobardes huyen y no estar presente en el primer debate de la temporada, en el que además se presenta el proyecto de ley que definirá la actuación política durante los próximos cuatro años es una cobardía. Quizá algún ministro diga lo contrario y aduzca que la presencia del líder socialista en Europa era mas importante, o incluso vital para el devenir del mundo occidental. Pues no, lo primero es lo primero, el problema es que don Pedro se pasa todo lo que le puede molestarle por aquel sitio innombrable, y así nos va.
Por otra parte, es evidente su humillación ante los independentistas y el propio Aragonés se lo ha recordado en las páginas del Financial Times con una claridad meridiana señalándole la hoja de ruta que ha de cumplir si quiere seguir en La Moncloa que supone primero esta amnistía y después la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Y si no quiere dos cucharadas. Porque el honorable, aparentemente, dice que no dudara en provocar su salida del Gobierno.
Lo malo de todo esto es que el resto de independentismo se unen en la batalla contra España. Porque de ese se trata. Al independentismo no le preocupa que pueda ser de Sánchez y sus coreutas, lo que quieren es trocear España y cambiar la forma política que sostiene la Constitución que es la monarquía parlamentaria, que, por cierto, también nos había ido todos estos años.
Y para llegar a eso tienen que empezar por derrumbar los pilares que sujetan y defienden esa unidad y esa forma de entender una España moderna y democrática y en ello están con esta ley y con la acusación a los jueces de manipular y prevaricar en la aplicación de la Justicia.
Pues bien, eso a Sánchez no solo no le preocupa, sino que en el fondo lo ve con buenos ojos, Y así nos va.