Para afrontar estos pagos, la compañía ha recurrido, en una de las emisiones, al mercado de bonos en euros, también conocido como reverse Yankee. En este caso, lo bonos tienen vencimiento entre 2037 y 2053, con BNP Paribas como coordinador de la oferta, además de Barclays Bank y JPMorgan Securities como suscriptores. En la documentación de la oferta registrada por la compañía ante la Comisión de Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC), Coca-Cola explica que utilizará los ingresos netos para fines corporativos generales, «así como para realizar posibles pagos en relación con el litigio fiscal en curso con el IRS», además de para afrontar el pago final de la contraprestación en relación con la adquisición de Fairlife. Según Financial Times, el fabricante de refrescos de Atlanta busca levantar a través de esta colocación un total de 1.000 millones de euros, con la venta de 500 millones en cada uno de los tramos de la oferta.
Esta colocación de deuda en euros se suma al anunció por parte de Coca-Cola a principios de la semana de la emisión de un total de 3.000 millones de dólares (2.746 millones de euros) en bonos con vencimiento entre 2034 y 2064. En este caso, la operación contó con la participación de Santander US Capital Markets, junto con Wells Fargo Securities, Barclays Capital, BofA Securities, Citigroup Global Markets, Deutsche Bank Securities Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan Securities. En línea con la venta de deuda en euros, Coca-Cola expuso su intención de destinar, al menos en parte, los ingresos netos de esta venta a «realizar posibles pagos en relación con el litigio fiscal en curso con el IRS».
La semana pasada, Coca-Cola informó de que el Tribunal Fiscal de los Estados Unidos determinó que la compañía debe abonar debido a su disputa con el IRS una deuda fiscal de 2.700 millones de dólares (2.472 millones de euros), además de 3.300 millones de dólares (3.021 millones de euros) en intereses de demora. El 17 de septiembre de 2015, Coca-Cola había recibido una notificación de este organismo solicitando aproximadamente 3.300 millones de dólares de impuestos federales adicionales correspondiente a los ejercicios entre 2007 a 2009, además de manifestar su intención de reasignar de manera retroactiva más de 9.000 millones de dólares (8.240 millones de euros) en ingresos a la empresa matriz estadounidense de algunas de sus filiales extranjeras, «rechazando una metodología previamente acordada sin previo aviso a la empresa».
Coca-Cola asegura en un comunicado que «cree firmemente que el IRS y el Tribunal Fiscal malinterpretaron y aplicaron incorrectamente las normas aplicables». La empresa ha asegurado que defenderá enérgicamente su posición en un recurso de apelación. En este sentido, el gigante de los refrescos dispone de 90 días para presentar una notificación de apelación ante el Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos, aunque, como parte del proceso, hará efectivo el pago de la deuda y los intereses acordados al IRS.