“Una de las soluciones propuestas es la utilización de combustibles sintéticos o e-fuel, los cuales podrían reducir las emisiones de carbono y siguen permitiendo la continuidad de la comercialización y uso de motores térmicos”, señalan desde el holding español Moure.
Los combustibles sintéticos son un tipo de carburante que se produce a partir de hidrógeno y tiene una huella de carbono neutral en emisiones de dióxido de carbono (CO2). Tanto la gasolina como el diésel sintético pueden utilizarse para alimentar motores de combustión interna con poco o ningún requerimiento de modificaciones para adaptarse a estos carburantes en lugar de los tradicionales.
En la otra cara de la moneda tenemos el e-fuel, que se produce utilizando dióxido de carbono capturado directamente del aire, agua y energía proveniente de fuentes renovables, como la solar y la eólica. “Aunque estos combustibles tienen el potencial de reducir las emisiones de carbono, su producción es cara y requiere de grandes cantidades de energía, lo que podría elevar significativamente el precio”, asegura Montero, director general de Grupo Moure.
A pesar de que todavía no es definitivo, el precio de estos nuevos combustibles oscilará entre los 2 y 3 euros el litro, es decir, un 50% más caro que el precio de la gasolina actual. Un estudio reciente de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente afirma que el coste de un litro de gasolina sintética será de 2,80 euros en el año 2030, lo que significa que llenar un depósito de 75 litros costaría cerca de 210 euros dentro de siete años.
En algunos países como Alemania e Italia, y para fabricantes automovilísticos como Porsche, Mazda, Lamborghini y Audi, los combustibles sintéticos son una opción de futuro viable y duradera, puesto que significaría una continuidad en el desarrollo y la comercialización de motores de combustión interna más allá del 2035.
“A pesar de esto, son pocas las empresas del sector que invierten en la investigación y el desarrollo de motores térmicos”, asegura el director general. Actualmente, la mayoría de las marcas están enfocadas en la producción e innovación de los vehículos eléctricos, mientras que un número más limitado empieza a considerar el hidrógeno como una opción tentadora para los próximos años.
Hay dos posibles escenarios a considerar. Por un lado, el combustible sintético podría convertirse en una alternativa a los coches eléctricos e impulsados por hidrógeno, pero, por otro, su elevado coste podría impedir que se convierta en una solución viable a largo plazo. De este modo, una combinación híbrida de combustibles aparece como la opción más sostenible y viable para el futuro, permitiendo que convivan varios tipos de energía en el mismo mercado..