Este acto eleva el caso a nivel federal y también abre la puerta a posibles sanciones tecnológicas o restricciones comerciales. «Estoy profundamente preocupado por las informaciones de que España ha contratado a Huawei para gestionar y almacenar datos sensibles de escuchas judiciales», ha advertido el congresista Bilirakis. En la carta enviada a Lutnick, los congresistas republicanos también destacan la dimensión comercial del problema y recuerdan que la Unión Europea es el principal destino de las exportaciones digitales estadounidenses, que sostienen más de tres millones de empleos en Estados Unidos.
No es la primera vez que este tema trae cola en Estados Unidos. El mes pasado, varios políticos ya pidieron revisar los acuerdos de intercambio de información secreta con España, temerosos de que ésta ahora pueda caer en manos de China. Gabbard, la directora de Inteligencia Nacional, abrió una investigación formal cuyo informe estará listo en los próximos días. Es decir, Estados Unidos le ha dado a España hasta el 31 de agosto para revertir el contrato. Si la investigación prospera y el Gobierno de Sánchez no se echa atrás, España podría ser incluida en la lista de países que permiten a Huawei acceder a infraestructuras críticas, un estatus que hasta ahora estaba reservado para países con vínculos estrechos con Pekín y fuera del marco de la OTAN.
Por ahora, el Ejecutivo español defiende la adjudicación asegurando que el sistema contratado, el OceanStor 6800V VS, es un almacén digital completamente estanco, sin conexión exterior, lo que imposibilitaría la fuga de información. Las escuchas que allí se almacenan, recalcan, corresponden a investigaciones judiciales, no a operaciones de espionaje o contraespionaje. En consecuencia, no habría riesgo de comprometer secretos de la OTAN o de aliados. Sin embargo, en Washington esas explicaciones no resultan convincentes.
El trasfondo de esta polémica se remonta a 2005, cuando Zapatero selló con el entonces presidente chino, Hu Jintao, una «gran alianza» entre Madrid y Pekín. En los años siguientes, China se convirtió en uno de los principales compradores de deuda española durante la crisis financiera y consolidó su influencia en sectores estratégicos. Desde entonces, Huawei ha reforzado su presencia en España, estableciendo lazos con figuras políticas de distinto signo