Inicialmente se anunció para hoy, pero desde la Moncloa señalan que es más complejo de lo que parecía, porque afecta a varios ministerios y porque el Gobierno deberá hilar fino para que sea compatible con el derecho comunitario. Por ejemplo, en lo referido a la prohibición de las importaciones de productos procedentes de los asentamientos ilegales, puesto que el comercio es una competencia exclusiva de la UE. El Ejecutivo intentará tenerlo listo para el próximo martes, pero tampoco es seguro y puede que sea dentro de dos semanas. Ello es consecuencia de las prisas -la Moncloa niega improvisación- con las que el presidente compareció el lunes para anunciar las medidas, coincidiendo con una semana de difícil digestión para él y su Ejecutivo: la mujer de Sánchez declarará este miércoles ante el juez Juan Carlos Peinado por malversación y la reducción de la jornada laboral se encamina, también el miércoles, a una derrota que tanto el PSOE como Sumar ya dan por hecha a esta hora.
Paradójicamente, desde mayo ya se estaba tramitando en el Congreso una proposición de ley impulsada por Sumar, ERC y Podemos, y que contó con el apoyo del PSOE en su toma en consideración, para establecer por ley ese embargo. Pero fuentes gubernamentales aclaran que no servirá de plantilla para el real decreto ley que ahora preparan, dando a entender que aquella iniciativa rebasaba los límites de la soberanía nacional y entraba en colisión con la soberanía de la UE.
En cualquier caso, el ministro de Asuntos Exteriores presumió este martes de la dureza con la que este Gobierno está castigando al Ejecutivo de Israel y de no tenerle miedo a Benjamin Netanyahu, de ambas cosas. «No nos vamos a dejar amedrentar por nadie (…). El Gobierno de España no teme nada», señaló Albares.
Esas medidas incluyen la prohibición de la entrada en España a los ministros ultranacionalistas israelíes Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir. Estos pasan a formar parte de una lista negra que ya incluía a 13 colonos violentos y que, según Albares, es un «listado abierto» en el que el Ejecutivo irá añadiendo a otros «contrarios a la solución de dos estados».
El propio ministro descartó tanto la retirada definitiva de la embajadora de Israel, que este lunes fue llamada a consultas y no tiene fecha de vuelta, como la ruptura de las relaciones diplomáticas. Esto último solo ha pasado una vez, en 1980 con Guatemala. Las dos cuestiones han sido planteadas reiteradamente por sus socios, pero el PSOE afirma querer «la solución de dos estados», y ello no ayudaría. Albares justificó en dos ocasiones las decisiones del Ejecutivo de España en el respaldo de los españoles. Aunque, en realidad, fuentes gubernamentales reconocen que no han medido ese apoyo. «España toma sus decisiones mandatada por el sentir mayoritario de los españoles y españolas», aseguró tras el Consejo de Ministros.