Durante una entrevista en ‘Financial Times’, ha asegurado, sobre las perspectivas del sector bancario, que el grado de resiliencia del sistema «es alto, pero al mismo tiempo también es importante enfatizar que este no es el momento de ser complacientes», dado el «alto grado de incertidumbre y riesgo». «Está la guerra en Ucrania, el trágico conflicto en Medio Oriente y otras tensiones geopolíticas. No sabemos cómo evolucionarán, pero las implicaciones de una evolución adversa de los riesgos geopolíticos pueden tener un efecto adverso en la economía mundial. Ese es otro argumento para no ser complacientes», ha dicho.
Respecto a la necesidad de una cooperación supervisora y regulatoria para afrontar los nuevos desafíos del sector bancario, Hernández de Cos cree que «la respuesta óptima a los nuevos desafíos podría no ser necesariamente nuevas regulaciones sino más bien una mayor cooperación supervisora o una mayor divulgación a través de los requisitos del tercer pilar». El gobernador ha afirmado que las discusiones previas a acordar reglas globales son productivas y que los procesos legislativos en torno a la implementación eran necesarios para dar «legitimidad» a los acuerdos globales.
Aún así, cree que «idealmente» las cosas deberían avanzar más rápido: «Una vez que sepamos cómo debería ser la solución, entonces deberíamos esforzarnos por ser más rápidos para alcanzar un acuerdo global y más rápidos en el proceso de transposición de esa respuesta en jurisdicciones individuales».
Hernández de Cos también ha respondido que se podría mejorar la supervisión a nivel mundial promoviendo un mayor intercambio de información entre los supervisores, generando consenso en torno a las mejores prácticas en varios temas, como la evaluación de la sostenibilidad de los modelos de negocios de los bancos, y potencialmente emitiendo más directrices de supervisión globales en algunas áreas.
«No hay una fecha límite para cumplir con esto, pero espero que avancemos en el transcurso de 2024. En cualquier caso, más temprano que tarde». «Obviamente es más difícil armonizar la supervisión que la regulación. En materia de supervisión, en última instancia, los supervisores necesitan emitir sus propios juicios, enfrentan diferentes limitaciones legales y tienen su propia cultura».
Cuando se le preguntó si se podría mejorar el intercambio de información durante la gestión de crisis, la respuesta de Hernández de Cos ha sido que, «en un mundo muy globalizado donde las interconexiones son tan fuertes, también hay margen de mejora en lo que respecta al intercambio de información».