Las caídas pudieron ser mayores pero los inversores volvieron a reaccionar con compras tras conocerse unos buenos datos de empleo en EE.UU. que ratifican, una vez más, la buena salud de la economía estadounidense.
En los mercados de renta fija se produjo el movimiento contrario, es decir, venta de bonos que provocaba la subida de la rentabilidad de estos. En este caso, el movimiento fue más pronunciado en la deuda estadounidense cuyo bono a 10 años subía 18 puntos básicos. hasta el 4,38%, marcando un máximo anual en 4,43%, nivel no visto desde noviembre. En Europa las subidas de las tires fueron algo menores, entre 9 y 12 puntos básicos, el Bund alemán a 10 años da una rentabilidad del 2,40% y el Bono español un 3,24%.
En cuanto a las materias primas, subidas nuevamente destacables, entre ellas las del oro y la del petróleo. El oro cerraba el viernes a las puertas del máximo histórico que marcaba en esa sesión (2.329$/oz vs 2.330$/oz), algunos bancos centrales serían los que están detrás de esta marea de compras para reforzar sus reservas estratégicas. En cuanto al crudo, el viernes cerraba el Brent en 91,2$/b, ligeramente por debajo de los máximos de la semana y en niveles no vistos desde octubre, la creciente tensión en Oriente Medio espolea las compras ante posibles interrupciones en el suministro.
La justificación al comportamiento de los activos la tenemos en los datos macroeconómicos conocidos a lo largo de la semana. En líneas generales se situaron por encima de las estimaciones, como los datos del ISM, la previsión del PIB de la FED de Atlanta para el primer trimestre del año (+2,8% vs +2,3%), los PMIs de Europa y China o el IPC de la zona euro. Pero lo que realmente afectó durante la semana fueron los muy buenos datos de empleo en EE.UU., se crearon más de 300.000 nuevos puestos de trabajo cuando el mercado estimaba 212.000, además, esa fortaleza del empleo no se vio afectada vía subida de salarios, cediendo la tasa de desempleo hasta el 3,8% (3,9% anterior).
Los inversores están calibrando por un lado la fortaleza de la economía y, por ende, cuanto más se podría extender el ciclo positivo actual y al mismo tiempo se analiza el impacto que esta solidez económica pueda tener en las decisiones de los bancos centrales. De hecho, el mercado ya está descontando que en 2024 no se lleguen a producir tres bajadas de 25 puntos básicos en los tipos de interés en EE.UU. ya que factores como la subida de los costes de los combustibles, un entorno geopolítico muy complicado (Irán está ganando enteros para entrar de lleno en la guerra entre Israel y Hamas), junto a esa fortaleza económica, podrían acabar provocando un repunte en los niveles de inflación y así truncar, especialmente, las previsiones de la FED.
En la presente semana no tendremos referencias importantes hasta mañana miércoles cuando se conozca el IPC en EE.UU., se espera un dato del +3,4% frente al 3,2% anterior, por el contrario, la inflación subyacente retrocederá una décima hasta quedarse en el 3,7%. El jueves se reúne el BCE que no cambiará su política monetaria, pero sí que podría dar pistas de cuando se produciría su primer movimiento. El mismo jueves conoceremos el informe mensual de la OPEP para el que tampoco se esperan sorpresas, mantendrá su posición en cuanto a los recortes de producción hasta el mes de junio. A lo largo de la semana contaremos con numerosas comparecencias de miembros relevantes de la FED y el BCE que servirán para intentar predecir sus movimientos futuros, y lo más importante de la semana, a partir del viernes día 12 de abril comienza la campaña de resultados correspondientes al primer trimestre, presentarán entre otros Citigroup, Wells Fargo, BlackRock o JP Morgan que mostrarán la salud del sistema financiero.