Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al tercer trimestre de 2023 de la Encuesta de Población Activa (EPA) apuntan que el desempleo en el colectivo sénior sigue representando a casi 1 de cada 3 parados en España.
El dato más preocupante es la proporción de parados de larga duración, que afecta a aquellas personas que han estado buscando empleo sin éxito durante un año o más. En el caso de los profesionales mayores de 50 años este dato se sitúa en 479.800 personas, lo que supone un 42% respecto a la cifra total de parados de larga duración de nuestro país.
Estos datos muestran la dificultad de reincorporarse al mundo laboral del colectivo de personas sin trabajo y que han pasado de los 50, pues a más edad hay mayor dificultad para encontrar un empleo. Esta situación pone de manifiesto la importancia de seguir apostando por la diversidad generacional por parte de toda la sociedad. El talento sénior es un activo fundamental, ya que su experiencia les permite aportar soluciones que enriquecen a las organizaciones, gracias además a su capacidad de resiliencia y adaptabilidad.
El paro de larga duración, que tanto afecta a este colectivo, tiene amplias implicaciones sociales y económicas. A medida que la población envejece, el acceso al empleo se vuelve más difícil para los sénior, pues la edad a menudo se traduce en prejuicios en el mercado laboral. El informe sobre “El desafío de la diversidad generacional en la empresa española” elaborado por Grant Thornton, que se presentó en Madrid el pasado 27 de junio y recoge esta realidad, asegura que el 70% de las empresas considera que existe una mala gestión de la brecha intergeneracional que afecta negativamente al desarrollo de su actividad, y el 84% de las compañías están poniendo en marcha medidas para mejorarlo a través de la creación de entornos para fomentar la relación entre generaciones o con programas de mentoring, entre otros.