Unas declaraciones que ha realizado durante la presentación del Informe de Estabilidad Financiera que ha publicado este jueves la institución y en la que advierte de que las perspectivas siguen siendo frágiles como consecuencia principalmente de los riesgos geopolíticos. Ahora bien, el documento también reconoce que las vulnerabilidades para la estabilidad financiera de la Eurozona se han atenuado por la mejora de las perspectivas económicas.
De este modo, el informe advierte de que los mercados financieros siguen siendo vulnerables a nuevas perturbaciones adversas y señala que, si bien las expectativas de bajadas de tipos han impulsado el optimismo en las evaluaciones de riesgo de los inversores, el sentimiento podría cambiar rápidamente. En este sentido, el BCE ha avisado de que «una tensión geopolítica aguda» podría provocar volatilidad, creando la posibilidad de reacciones desmedidas en el mercado que podrían verse amplificadas por entidades no bancarias con fragilidades estructurales de liquidez.
Por otro lado, la institución apunta que las estrictas condiciones financieras siguen poniendo a prueba la resiliencia de un grupo de hogares, empresas y gobiernos vulnerables de la eurozona, aunque destaca que, en conjunto, los ratios deuda/PIB de hogares y empresas han disminuido hasta situarse por debajo de los niveles previos a la pandemia, lo que ayuda a aliviar las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda.
Sin embargo, se espera que la deuda soberana se estabilice en niveles más altos que antes de la pandemia, lo que hará que las finanzas públicas sean más vulnerables a perturbaciones adversas, mientras que, en términos más generales, los costes del servicio de la deuda aún pueden aumentar en todos los sectores económicos en el futuro, a medida que los pasivos que vencen sigan ajustando sus precios a los tipos de interés vigentes, significativamente más altos.
De igual modo, el BCE ha subrayado que se está produciendo una desaceleración en los mercados inmobiliarios, con particular intensidad en el segmento comercial, donde continúa «una importante corrección de precios y no se pueden descartar nuevas caídas», mientras que los mercados inmobiliarios residenciales están mostrando algunos signos de estabilización tras lo que, hasta ahora, ha sido una corrección ordenada de los precios. Según el BCE, los bancos se han mantenido resistentes en los últimos seis meses, pero sus bajas valoraciones sugieren que los inversores están preocupados por la durabilidad de la rentabilidad. En concreto, las entidades financieras tendrán que hacer frente a la mayor preocupación por la calidad de sus activos, a los elevados costes de financiación altos -incluso si los tipos comienzan a bajar- y a los mejores ingresos de explotación debido a un crecimiento moderado de los préstamos y al descenso de la facturación procedente de las hipotecas variables.
En conjunto, el BCE ha considerado que el sistema bancario está «bien preparado para hacer frente a estos riesgos, dadas sus sólidas posiciones de capital y liquidez», aunque ha aconsejado a las autoridades macroprudenciales que mantengan los actuales colchones de capital para garantizar que estén a disposición de las entidades en caso de vientos en contra.