Durante un coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), el exministro español de Economía y Competitividad ha recordado que esta mejoría ya se reflejó en las proyecciones del BCE del pasado mes de marzo, elaboradas antes del impacto de las turbulencias financieras.
En este sentido, ha explicado que los indicadores adelantados para el primer trimestre ponen de manifiesto un crecimiento positivo para la eurozona por la caída de la energía, la reapertura de China, el alivio de los cuellos de botella y mercado laboral sólido, así como también una política fiscal acomodaticia. En cuanto a la inflación, Guindos ha destacado que los datos han sido también positivos, con una desaceleración de la tasa de inflación general, mientras que la subyacente se esta mostrando «mucho más pegajosa», con una aceleración al 5,7%.
«Creemos que la inflación general seguirá moderándose pero no somos tan optimistas sobre la subyacente», ha reconocido el vicepresidente del BCE. En este sentido, ha reiterado la importancia de evitar una espiral de precios y salarios, después de que en 2022 los márgenes empresariales crecieran más, pero ha indicado que en 2023 no van a crecer lo mismo, mientras que en los salarios «se está viendo una aceleración». «Si entramos en el juego de los efectos de segunda ronda la respuesta del banco central es distinta», ha advertido.
En cuanto a la economía española, Guindos ha señalado que el año 2023 será un año de desaceleración, destacando la buena situación del mercado laboral. Asimismo, ha recordado que España disfruta de dos ventajas en estos momentos, incluyendo un sistema financiero saneado «sin el que sería imposible una recuperación» y la economía soportaría «una losa» como en el periodo 2010-12, además de contar también con superávit de la balanza de pagos. «Hay que evitar cometer errores (…) Basándonos en estos dos pilares, el futuro de la economía española es bueno», ha apostillado.