Por su parte, la irlandesa Sharon Donnery, que partía en la terna de favoritas, se habría apartado finalmente del proceso, debido a que se vería perjudicada por el peso que Irlanda ya tiene a nivel institucional en la Unión Europea (UE) en relación con el tamaño de la economía del país. Según Bloomberg, la UE intenta distribuir habitualmente los mejores puestos de manera justa, teniendo en cuenta el tamaño y la economía de un país. Igualmente, en los últimos tiempos, la designación de mujeres es una prioridad cada vez mayor.
Aunque Delgado se ha considerado como una de las candidatas mejor valoradas para el puesto, la prensa especializada apuntaba también que en su contra puede acabar jugando que en la actualidad varios altos cargos financieros de la UE estén en manos de españoles. Si Delgado accede a la presidencia, se sumaría a otros dos españoles con un alto cargo en los organismos supervisores bancarios, como Luis de Guindos, vicepresidente del propio BCE, y José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Además, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, es también presidente del Comité de Basilea. Y Fernando Restoy lidera el Instituto de Estabilidad Financiera (FSI) del Banco de Pagos Internacional (BPI).
El puesto de presidente del Consejo de Supervisión del BCE es uno de los cargos más relevantes dentro de los organismos supervisores bancarios europeos. Entre las principales funciones, asume las responsabilidades de supervisión más importantes de la UE. Supervisa directamente a los principales bancos del bloque y su opinión tiene un peso destacado a la hora de dar forma a las reglas que determinan la estructura de la industria bancaria.
La candidata que finalmente sea elegida para el cargo sucederá a Andrea Enria, que finaliza su mandato en diciembre, cinco años después de su nombramiento. En los últimos meses, el banquero italiano viene pidiendo prudencia a los bancos para que doten provisiones ante la situación de incertidumbre económica provocada por la guerra en Ucrania y la crisis de altos precios. Ello, unido a la acelerada subida de tipos de interés, hace prever un aumento de los impagos para los próximos