No hay párrafo de la entrevista en el que no se aprecie ese menosprecio de todo aquel que se oponga a sus deseos o necesidades para mantenerse en el poder y seguir haciendo su voluntad. Y es que de eso se tarra de hacer su voluntad y capricho sin tener en cuenta ni e bien común, ni las necesidades de los ciudadanos.
Y claro está, las instituciones están única y exclusivamente para servirle, no para cumplir con sus obligaciones y servir a los ciudadanos.
No, para el okupante de la Moncloa la razón de ser del Legislativo es o del Judicial lo único que cuenta es su persona y en esa misma proporción su entorno. De ahí que, como la situación del fiscal general le resulta vital para el mantenimiento de la corrupción jurídica puesta a su servicio desde la fiscalía en los últimos años, su declaración como inocente es fundamental, de no ser así todo ese entramado, del que además depende su familia se vendría abajo, con las consecuencias nefasta para el resto de sus proyectos.
De ahí su insistencia en esa inocencia a cada momento en que los medios se lo permiten, pero esta semana puede ser el fin de todo este montaje y por eso el nerviosismo, la insistencia y la preocupación que no le deja dormir aunque se distraiga con esos viajecitos por Latinoamérica hablando del cambio climático y todas esas zarandajas que le importan bien poco, pero que le permiten manejar la enorme bola de corrupción desde la distancia y sin que aparentemente le salpique, como si él no fuera eso que la corrupta Diez ha dado en llamar el número 1.
Los estrategas sabrán el porqué de todas estas frivolidades que no hacen mas que embarullar los acontecimientos.

