Sin embargo, se prevé que haya «cierto freno» en el Producto Interior Bruto (PIB) que continuará, no obstante, «más alto» que en el resto de la región. Además, nuestro país se verá menos afectado por los aranceles del presidente de EEUU, Donald Trump. «El año 2025 debería traer cierto freno al crecimiento, aunque todavía se mantendría sensiblemente más alto que el conjunto de la zona euro. La especialización del modelo económico español hacia una economía de servicios permitirá afrontar los potenciales aranceles desde EEUU en una mejor situación que sus homólogos europeos».
Así lo aseguran los analistas de Deutsche Bank en su último informe en el que analizan España y su economía.
Según los datos publicados hasta ahora, la economía española lideró el crecimiento de la eurozona en 2024. El Producto Interior Bruto (PIB) avanzó un 3,2%, cinco décimas más que en 2023, después de mantener el ritmo y crecer un 0,8% en el cuarto trimestre. Mientras, el PIB de la eurozona creció un 0,7% en 2024 y, en el cuarto trimestre, registró un crecimiento del 0,1% en comparación con el trimestre anterior. De esta manera, la región logró esquivar en el cuarto trimestre el estancamiento estimado inicialmente.
Concretamente, de cara a 2025, los expertos de la entidad vaticinan una «ligera desaceleración» del crecimiento, pero reiteran que habrá «un amplio diferencial positivo» respecto a la media comunitaria. «La mayor parte de los analistas apuntan a un crecimiento para España en 2025 de entre el 2% y el 2,5%, frente al 0,9% de media en la zona euro», dicen.
A esto se suma la debilidad de la inversión, con una implementación de los fondos Next Generation EU que, «igual que en otros países europeos, está siendo mucho más lenta de lo esperado». Y también afectarán sobre el crecimiento en los próximos meses otros factores adicionales. Como detallan, en primer lugar, los efectos de la DANA, que, según las recientes estimaciones del Banco de España, habrían significado entre 0,1-0,2 puntos porcentuales en el PIB español del cuarto trimestre, «si bien se revertirían en la primera parte de 2025».
A esto se añaden los efectos sobre el crecimiento de los potenciales aranceles de Trump y, además, se mantiene la incertidumbre geopolítica ante la guerra de Rusia en Ucrania y del conflicto en Oriente Medio. Sin dejar de lado la relevancia de los riesgos asociados con la política europea, con Francia y Alemania en primer plano.
Precisamente, el presidente estadounidense ha avanzado que impondrá aranceles sobre las importaciones de la Unión Europea (UE): «Serán del 25% y se aplicarán a los automóviles y a todo lo demás». Únicamente un 4% de las exportaciones de bienes españoles tienen como destino EEUU, lo que implica que dichas exportaciones suponen algo más del 1% del PIB frente al 3% del PIB de la zona euro. Sin embargo, esto no implica que no vaya a existir impacto.
Calculan que, si se repitieran los aranceles que se impusieron durante la primera presidencia de Trump, «podríamos ver un importante impacto sobre las exportaciones de aceites y grasas o la de productos químicos». Otro sector que podrían verse muy afectado, pese a no tener tanta exposición directa, sería el de automóviles, dado que «una subida de los aranceles a este sector impactaría considerablemente a las exportaciones españolas por vía indirecta».
Pero creen que también hay efectos positivos: «Si, como se espera, la amenaza arancelaria sobre el crecimiento trae consigo más rebajas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y más cautela de la Reserva Federal (Fed), veremos más debilidad de la divisa europea frente al dólar, lo que mitigaría el efecto negativo de los aranceles al mejorar la competitividad externa de Europa».