Díaz ha intervenido este miércoles en el evento ‘Generación de Oportunidades en Femenino: Estrategias de diversidad para cerrar la brecha de género’, organizado por Europa Press y McKinsey & Company, donde ha admitido que la semana laboral de cuatro días es «una materia que suscita gran interés».
«El reto del trabajo es el reto de este siglo, ya va mucho avanzado. Avanzamos hacia una reducción de la jornada máxima, que en España llevamos 100 años de jornada de 40 horas. Lo está haciendo la viveza de la negociación colectiva en las empresas. Ya hay muchos convenios colectivos con jornadas que no tienen nada que ver con las 40 horas», ha expuesto la ministra de Trabajo. Díaz ha asegurado que estas jornadas más reducidas ya están «muy estudiadas» y se sabe que funcionan tanto para la conciliación de los empleados como para la productividad de las empresas.
No obstante, la titular de Trabajo ha recalcado que las nuevas jornadas deben respetar «la normativa del tiempo de trabajo» y que «no se configuren en un contexto de disponibilidad permanente e invisible».
«Las empresas deben garantizar también ese derecho al propio tiempo, estableciendo sistemas organizativos en los no se admita que las personas renuncien a su tiempo personal y familiar. Porque el tiempo personal, para tener proyectos, para formarse, para cuidar y para crecer, también repercute en beneficio de la propia empresa», ha incidido la ministra. Díaz también ha aludido a la flexibilidad en el tiempo de trabajo para las personas con responsabilidades de cuidado, algo que exige la Directiva 2019/1158, de conciliación de responsabilidades y que «establecerá la ley española que pronto será la norma de trasposición de esta directiva».
«Cultura del tiempo»
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha reivindicado en este acto «la cultura del tiempo», como parte de la «conversación pública y privada» y como un elemento más que se debe tener en cuenta en las relaciones empresariales. «El tiempo es un elemento determinante en unas relaciones empresariales y laborales sanas, es un factor clave en la configuración de contextos igualitarios», ha apuntado la ministra de Trabajo en su discurso.
También ha señalado que incluso los tribunales de justicia se han pronunciado al respecto y que existe una «gran cantidad de sentencias» que recuerdan que hay que «trabajar para vivir y no vivir para trabajar» y que el tiempo de trabajo es aquel que requiere la atención y la disponibilidad del empleado. Díaz ha añadido que, además de las sentencias, existen estudios que demuestran que los trabajadores producen más si están mejor en sus vidas, por lo que ha instado a las empresas a que garanticen empleos que «no obliguen a renunciar al propio tiempo» y que no desperdicien el talento «de quien sabe que se trabaja mejor cuando se tiene tiempo para todo».
El debate sobre la racionalización de los tiempos de trabajo también exige, a juicio de Díaz, una «nueva mirada», que se aparte de la concepción de los ritmos del siglo pasado y apueste por tiempos «flexibles y bilaterales», en las que tanto el empleado como el empleador puedan definir las jornadas. «Funcionan mejor la relaciones que son flexibles, bilaterales y con disposición entre las partes», ha advertido.
Díaz también ha alertado de que las largas jornadas y las conexiones permanentes «tienen mucho que ver con climas de trabajo extremadamente competitivos y a veces incluso tóxicos», que deberían considerarse «factores de riesgo». Además, ha aclarado que trabajar en «condiciones tan adversas no siempre es sinónimo de valía personal, sino auténtica capacidad de supervivencia», que termina repercutiendo en la salud física y mental de las personas.
Díaz ha adelantado en este evento que en los próximos días se conocerán las conclusiones de la comisión de expertos sobre salud mental, y no ha ocultado su preocupación por las patologías mentales en el mundo del trabajo y de la empresa.