La noticia del día es básicamente el auto que ha elaborado el juez Hurtado al respecto de las filtraciones interesadas de informaciones de ciudadanos corrientes que afectan a políticos opuestos a Sánchez. En efecto, «según el Auto del Tribunal Supremo, el fiscal general pasaba información confidencial a la Moncloa para atacar a adversarios políticos. Blanco y en botella: corrupción en estado puro», ha declarado Gamarra en un mensaje en su cuenta oficial de la red social ‘X’,.
En concreto, el Tribunal Supremo ha citado al fiscal general del Estado para que declare como imputado el próximo 29 de enero en la causa donde se le investiga por la presunta filtración contra González Amador, el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Según Gamarra, este paso pone al fiscal en «el banquillo de los acusados». «El sanchismo continúa erosionando nuestra democracia para sobrevivir políticamente. Quiere máximos poderes con mínimos controles, tampoco el de la Ley», para mas adelante insistir en que el Supremo «implica a la propia Presidencia del Gobierno en la trama de García Ortiz».
Por su parte, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Tellado, ha solicitado la dimisión del fiscal general del Estado tras conocer esa citación del Tribunal Supremo. Tellado ha recordado las palabras del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, el pasado 19 de diciembre diciendo que había mucha gente que había exigido la dimisión de Ortiz «sin pruebas y con bulos» y preguntando «quién va a pedir perdón al fiscal general». El dirigente del PP ha recalcado que ahora el Tribunal Supremo «cita como imputado al fiscal general del Estado por revelación de secretos». «¿Va a pedir perdón? ¿Y Sánchez? Debe dimitir inmediatamente», ha aseverado.
En este ambiente y con la tensión a flor de piel cualquier movimiento o rumor hay que tomarlo con mucha prudencia, pero desde luego no es la mejor situación para un presidente, cada día mas aislado de la sociedad y simplemente protegido por su guardia de corps, que trata por todos los medios de que conserve el puesto porque en ello les va la vida a todos los que de alguna manera participan del amplio entramado “profesional” que el sanchismo ha ido tejiendo en estos años compuesto de miles de personas que simplemente dependen de la decisión del jefe del Ejecutivo.