El catedrático Carlos Rodríguez Braun recurre a una analogía con otro sector económico para pensar que puede ponerse una objeción a la oferta de compra que BBVA plantea sobre el Banco Sabadell, y que es propia del negocio bancario: «Si una empresa importante, grande, pongamos Inditex, compra otra empresa textil, sería muchísimo más grande de lo que es. Si por desgracia llegara a quebrar, tendría consecuencias muy negativas para los trabajadores, proveedores y los accionistas, pero no repercutiría en el conjunto de la sociedad».
Pero la situación cambia radicalmente si quien compra es un banco, en su opinión: «Es una empresa peculiar, única. Si es capaz, tal como está organizado, de centrifugar las pérdidas que provoca una quiebra financiera sobre el conjunto de la sociedad, puede plantearse un argumento de carácter genérico diciendo que es mejor para la economía que haya más bancos pequeños en lugar de menos bancos grandes».
Por su parte, Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia y Director de Papeles de Economía Española de Funcas, señala que los bancos transnacionales «ayudarían a tener un sistema financiero más grande a escala mundial, y ayudarían a otras partes del sistema, como la energía, pero por ahora es algo vetado por los Estados. Cuando el banco que se quiere comprar es alemán y viene un banco italiano que, entre otras cosas, tiene una participación del Estado, se ponen problemas. Entonces, teniendo casi descartadas las fusiones y adquisiciones que más nos interesan, todas las demás son a escala doméstica».
Con esta situación, el catedrático de la Universidad de Valencia entiende perfectamente que BBVA quiera ganar tamaño por si en algún momento se le abre la posibilidad de competir en Europa mientras mantiene un elevado peso de sus beneficios en México, y también entiende que el Sabadell quiera defenderse de la compra argumentando la gran rentabilidad que ha obtenido en los últimos años.