«Es difícil encontrar en la historia empresarial contemporánea otro caso como el de Ryanair en el que la discordancia entre la excelencia operativa de una compañía y la deshonestidad de su política de comunicación sea tan asombrosa», sentencia Lucena, presidente y consejero delegado de Aena, en un durísimo comunicado contra la aerolínea irlandesa. Según el ejecutivo de Aena, «la insolencia y la desinhibición de las exigencias públicas de Ryanair» a los Gobiernos democráticos en los países en los que opera, para obtener ventajas económicas, «revelan dos características muy arraigadas y poco edificantes de esta aerolínea».
La primera, indica, es que Ryanair «tiene una inquietante concepción plutocrática del sistema político». «Es decir, atemoriza a la opinión pública con la retirada de sus aviones, reclama la dimisión de ministros de media Europa y de la presidenta de la Comisión Europea, se burla de los políticos elegidos democráticamente y pide el cambio de leyes a su favor porque considera que la toma de decisiones de los Gobiernos debe doblegarse a los intereses de las empresas con mayor poder económico, como Ryanair, en vez de proteger el ‘interés general'», explica.
En su escrito, Lucena señala que la «constante» impugnación por parte de Ryanair del marco normativo aeroportuario español y del modelo de red de aeropuertos de Aena «no es un hecho aislado», sino el «modo de obrar habitual» de la compañía irlandesa en todos los países en los que opera. «Tan solo en los años 2024 y 2025, Ryanair ha amenazado y tratado de intimidar a las autoridades públicas de Alemania, Francia, Bélgica, Portugal, Italia, Grecia, Austria, Países Bajos, Dinamarca y Reino Unido», subraya.
La segunda característica, agrega Lucena, es «una política de comunicación y de relaciones institucionales de Ryanair en permanente y deliberada colisión con los hechos objetivos y la veracidad».
En uno de los múltiples ejemplos que cita, Aena señala que los turistas internacionales que visitarán España este 2025 se acercarán a los 100 millones, un récord histórico, y el volumen de tráfico aéreo programado por las aerolíneas en la temporada de invierno (de finales de octubre de 2025 a finales de marzo de 2026) en los aeropuertos españoles constituye, también, un nuevo récord histórico. «En estas circunstancias, que Ryanair afirme en su rueda de prensa de hoy que ‘España está ahora mismo cerrada al turismo’ y que ‘el Gobierno de España es antiturismo’ produce una estupefacción inefable. (…) Es una pena, en fin, que la política de comunicación y de relaciones institucionales de Ryanair esté guiada por el fariseísmo, la mala educación y el chantaje», afirma el operador aeroportuario.
El gran punto de fricción entre ambas partes en los últimos meses tiene que ver con la subida de las tarifas aeroportuarias. El pasado mes de julio, Aena aprobó las tarifas aeroportuarias aplicables en el ejercicio 2026, que establecen un Ingreso Máximo Anual Aplicable para el año que viene de 11,03 euros por pasajero, unos 68 céntimos de euro o un 6,5% más. El alza entrará en vigor el 1 de marzo de 2026. Dese entonces, Ryanair ha criticado en repetidas ocasiones a la compañía española, a la que acusa de socavar la «viabilidad comercial» de muchas rutas regionales y de «solo estar interesada en extraer beneficios monopólicos de sus aeropuertos más grandes», según palabras de su CEO, Eddie Wilson.
Tras meses de silencio, hoy el operador aeroportuario por fin ha hablado sobre este tema y lo ha hecho de forma clara. «Todo el mundo sabe que la decisión de un ciudadano de coger un avión no depende de que el billete de avión cueste 68 céntimos de euro más el año que viene, pero Ryanair insiste una y otra vez en lo contrario al tiempo que, sin sonrojarse, la aerolínea irlandesa sube sus billetes de avión en el último año un promedio ¡del 21%!», ha señalado la compañía, que señala que «ninguna fuerza demoníaca sobrenatural obliga a Ryanair a ser uno de los grandes clientes de Aena y vender sus billetes de avión a más de 60 millones de personas con origen o destino españoles».
«El establecimiento de las tarifas aeroportuarias de Aena no responde a ninguna decisión caprichosa de esta empresa. La Ley 18/2014 y sus desarrollos normativos posteriores, que elaboró y aprobó el PP en el año 2014, determinan exhaustivamente cómo deben aprobarse las tarifas aeroportuarias (…) Al contrario de lo que sostiene Ryanair, ni el Gobierno de España ni Aena pueden modificar a su antojo las tarifas aeroportuarias que la ley define porque cometerían una ilegalidad si deformaran sin justificación unas prestaciones patrimoniales públicas cuya naturaleza es muy distinta de los precios privados ordinarios. Ryanair sabe todo esto perfectamente, pero con sus declaraciones públicas falaces trata de confundir a la opinión pública para favorecer sus intereses», continúa el operador.
Asimismo, Aena señala que Ryanair miente cuando dice que las inversiones en aeropuertos españoles las pagan las aerolíneas o que podría invertir miles de millones de euros si se subvencionara su actividad en los aeropuertos regionales españoles.
«Simplemente falsea la realidad: la inmensa mayoría de las inversiones a las que la aerolínea se refiere son las compras de los aviones Boeing de su flota, cuyo porcentaje de fabricación en España es inferior al 3%. Por tanto, estas compras milmillonarias de aviones de Ryanair no son inversiones en España», explica Lucena.
Por otro lado, Aena defiende que todas las inversiones las paga la propia compañía con su dinero. Sostener lo contrario, indica Lucena, «es un sofisma equivalente a decir que las inversiones de Ryanair cuando adquiere aviones para su flota las pagan los pasajeros que compran los billetes de avión de la aerolínea irlandesa; o que las inversiones de Inditex en sus fábricas las pagan los ciudadanos que compran sus prendas de vestir».
«Aunque Ryanair lo niega constantemente, en general, las tarifas aeroportuarias de Aena son de las más competitivas del entorno europeo, gracias a una regulación muy exigente, que, entre otros factores, induce una alta eficiencia operativa de la empresa. Concretamente, en los aeropuertos regionales de Aena las tarifas aeroportuarias que pagan las aerolíneas por los pasajeros adicionales en relación al año 2023 ascienden a aproximadamente 2 euros, muy inferiores a los 10,35 euros del promedio de los aeropuertos de Aena en 2025», sentencia el operador aeroportuario, que también señala que no es cierto que las rutas suprimidas por Ryanair sean irrecuperables.
Finalmente, Aena asegura que es falso que Ryanair «esté genuinamente preocupada» por los ciudadanos españoles y la competitividad de sus aeropuertos. La compañía pone como ejemplo las declaraciones de Wilson en las que afirma que su «modelo favorito de aeropuerto en España» es el aeropuerto de Castellón, propiedad del Gobierno de la Comunidad Valenciana, que Aena califica como un «símbolo malhadado del despilfarro público en infraestructuras» y que en 2023 perdió 11,6 millones de euros, «que pagaron los ciudadanos de la Comunidad Valenciana».
«Por decirlo de manera coloquial: con el elogio al aeropuerto de Castellón, a Ryanair se le vio el plumero. Es un tanto sorprendente que el responsable de comunicación y de relaciones institucionales de Ryanair en España no advirtiera con antelación a Eddie Wilson del fenomenal resbalón reputacional de sus declaraciones», agrega Lucena.
«En una economía de mercado, no hay nada reprochable en el hecho de que una empresa trate de ganar el máximo dinero posible. Pero sí sería de agradecer que Ryanair no disfrazara su objetivo monetario con embustes y, también, que el dinero que la aerolínea persigue no lo financiaran los contribuyentes españoles», aclara el consejero delegado de Aena.
El comunicado del operador aeroportuario finaliza señalando que un país con tanta dependencia del sector turístico como España «no puede diseñar y articular su sistema aeroportuario en función de los intereses espurios y egoístas de una sola aerolínea». «Una parte de las tarifas de los aeropuertos más grandes cubre las pérdidas de los de menor tamaño y, de esta forma, Aena gestiona una amplia red de aeropuertos sin recurrir al dinero de los contribuyentes», explica la compañía.
«Si los aeropuertos españoles evolucionaran al son de las exigencias, el lloriqueo, los embaucamientos y la infumable estrategia de extorsión de Ryanair, a medio y largo plazo, los aeropuertos dejarían de funcionar bien (como lo hacen en la actualidad) y no serían sostenibles financieramente. Aena y sus accionistas (el Estado, es decir, los ciudadanos españoles, y los inversores privados) merecen, cuando menos, el mismo respeto que los accionistas de Ryanair», apunta Lucena. Si bien Aena reconoce la relación simbiótica que han tenido ambas compañías y el éxito de Ryanair, concluye que, de un tiempo a esta parte, Ryanair «quiere aprovecharse de su elevada cuota de mercado para transformar esta relación de simbiosis en una relación de vasallaje», algo que Aena «nunca aceptará y que perjudicaría gravemente el funcionamiento del sistema aeroportuario español».