El IPC subyacente, que excluye la energía y los alimentos, más persistente en los últimos tiempos, se alivió por sorpresa en una décima hasta un todavía alto 3,2% en su primer retroceso en seis meses. En tasa intermensual, el IPC general vuela hasta un elevado 0,4% y el subyacente se relaja hasta un 0,2%.
Tras la noticia, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha caído del 4,75% al 4,65% y el dólar presentaba ligeros retrocesos ante el euro. En la misma línea, los futuros de Wall Street mostraban subidas por encima del 1% nada más conocerse el informe de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. Sin embargo, más allá de esta reacción, queda claro que el pasadizo para que el banco central más observado del planeta siga bajando los tipos es cada vez más estrecho.
Más allá de la cábala que hagan los operadores y de que la Fed llegue a recortar este año más o menos, el mensaje general es que la inflación se ha instalado en un 3% como ‘nueva normalidad’ tras la pandemia y la guerra en Ucrania. Analizando con detalle los datos de diciembre, la principal culpable del repunte fue la gasolina, que registró un avance del 4,4% intermensual tras el 0,6% y los tres datos en negativo anteriores. Los servicios de transporte, con un 0,5% mensual y un 7,3% interanual también han sido protagonistas para mal. La vivienda, categoría esencial en la ponderación del índice, se ha mantenido en un aún ‘caliente’ 0,3% intermensual, arrojando un aún alto 4,6% interanual.
En cuanto a los precios de los vehículos de ocasión, por tercer mes consecutivo subieron un 1,2% intermensual. Los precios de los vehículos nuevos también aumentaron un 0,5% intermensual, lo que apunta a un aumento continuado de la demanda de vehículos de sustitución tras los huracanes de octubre, que recibirá un nuevo impulso de los incendios forestales de California. Por último, los precios de los bienes básicos se mantuvieron moderados, con una subida de tan sólo el 0,1% intermensual.