Esta cifra se sitúa por encima de las previsiones del consenso, que anticipaban una expansión del 2,5%, y del dato del primer trimestre, que mostró una contracción del 0,5%. La BEA achaca el aumento del PIB real en el segundo trimestre a una disminución en las importaciones, que se restan en el cálculo del PIB, junto a un aumento en el gasto de los consumidores. Estos movimientos fueron contrarrestados parcialmente por disminuciones en la inversión y las exportaciones.
Las ventas finales reales a compradores privados nacionales, que suman el gasto de los consumidores y la inversión fija privada bruta, aumentaron un 1,2% entre abril y junio, en comparación con un aumento del 1,9% en el primer trimestre.
A su vez, el índice de precios para compras internas brutas aumentó un 1,9% en el segundo trimestre, frente a un aumento del 3,4% en el primer trimestre.
Finalmente, el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés) aumentó un 2,1%, en comparación con un aumento del 3,7%. Excluyendo los precios de alimentos y energía, el índice de precios PCE aumentó un 2,5%, frente a un aumento del 3,5%.
Estas cifras preliminares del PIB son las primeras que reflejan el impacto que han tenido los aranceles de la Administración de Donald Trump en la economía norteamericana.