Se trata de valores muy similares a los que ya presentaba hace un año. En los últimos años este sector afronta una elevada incertidumbre sobre la evolución de su demanda y sus costes, derivadas del impacto de los confinamientos o los incrementos de precios sobre la energía y la alimentación. El análisis de las cuentas agregadas del sector muestra márgenes muy ajustados en la serie histórica, situándose en valores negativos en 2020.
Madrid (16% de las empresas del sector) y Barcelona (13%) registran las mayores concentraciones de empresas del sector. Tras los dos grandes focos de actividad económica, las provincias con más empresas de restauración son Baleares (7%), Málaga (6%), Alicante (6%), Valencia (5%) y Sevilla (3%). En cinco de estas siete provincias el riesgo de crédito supera los niveles medios. El mayor deterioro se registra en Málaga (62% de las empresas en riesgo máximo o elevado), seguida de Madrid (61%), Sevilla (61%), Barcelona (55%) y Valencia (54%), Baleares (45%) y Alicante (35%).
En este sector, el riesgo de crédito muestra una relación inversa con la dispersión territorial. De hecho, en las tres provincias con menos empresas de restauración los niveles se reducen casi a la mitad: Palencia (solo 23% de las empresas en riesgo máximo o elevado), Teruel (28%) y Soria (30%).
El tejido empresarial del sector muestra una gran atomización. Apenas un 2% está compuesto por medianas empresas. El 27% está formado por pequeñas empresas y la dimensión del 71% es de microempresa. La antigüedad es un factor muy relevante a la hora de determinar los riesgos de crédito del sector. Solo el 9% de las empresas logra sobrepasar los 25 años. Entre ellas, solo el 24% presenta un riesgo elevado o máximo. Este ratio se eleva al 62% entre las empresas de fundadas en la última década, que representan el 66% del total.