La llegada a la jubilación de la amplia generación del baby boom, la baja tasa de fecundidad y el aumento continuado de la longevidad están provocando una disminución del peso relativo de la población en edad de trabajar, particularmente intenso en España, pese al vigor de los flujos netos de entrada de inmigrantes. Y avisa que el proceso de envejecimiento poblacional se acelerará en España y será más intenso que en el conjunto de la Unión Europea y de la Unión Económica y Monetaria (UEM). «Además, lejos de ser un fenómeno transitorio, adquirirá un carácter permanente, como ilustra una tasa de dependencia que se mantendría por encima del 50% a partir del año 2045», subrayan los expertos del Banco de España.
Las implicaciones económicas del envejecimiento son muy diversas: desde cambios potenciales en la cesta de consumo y en las pautas de ahorro e inversión hasta descensos en la productividad y en la oferta de trabajo, no solo en términos del tamaño de la fuerza laboral (como la tasa de empleo o las horas trabajadas por empleado), sino también de la calidad del capital humano
Durante los últimos 15 años, el proceso de envejecimiento poblacional ha ido cobrando importancia de forma creciente. En la distribución de la población por grupos de edad han ganado peso entre 2007 y 2022 los colectivos en los que ésta es más elevada. De hecho, el porcentaje sobre la población en edad de trabajar de la de mayor de 65 años ha aumentado de manera continuada, pasando del 19,5% al 23,8%.
A medida que las cohortes de población más numerosas (las pertenecientes al baby boom) llegan a edades cercanas a la jubilación, la tasa de actividad agregada se recorta. Este efecto del envejecimiento explica una parte del recorte observado de la
tasa de actividad española de cerca de 2 puntos, hasta el 58,7%, entre 2012 y 2022, que contrasta con la evolución prácticamente plana de la tasa de participación de la UEM en esa década.
Ese impacto del envejecimiento en la tasa de actividad se ve parcialmente compensado por el incremento de la población foránea, más joven y con mayores tasas de participación laboral.
Las proyecciones del INE reflejan una intensificación del proceso de envejecimiento demográfico en España. Hasta 2030, el colectivo de población de 65 años o más aumentará en casi dos millones de personas. Como consecuencia, se proyecta un incremento continuado de la tasa de dependencia (definida como la población de 65 años o más sobre el colectivo de entre 15 y 64 años), hasta situarse en 2030 en el 35,1%, casi 5 puntos más que en 2022.
El avance del colectivo en edad de trabajar, se produce por los individuos nacidos en el extranjero, cuyo aumento compensaría con creces el estancamiento de la población en edad laboral nacida en España.
El INE proyecta un fuerte reemplazo de nacidos en España por extranjeros, que se producirá en los tramos de edades entre 25 y 54 años, que se caracteriza por ser los de mayor participación laboral . Esta estructura demográfica proyectada por el INE sobre la participación laboral provocará, debido al envejecimiento poblacional, un recorte adicional de la tasa de actividad de 2,8 en 2030 (hasta el 55%) con respecto a su nivel actual, a pesar del efecto positivo derivado de los flujos migratorios proyectados.
De hecho, si se supusieran unos flujos nulos de entrada y salida de inmigrantes a partir de 2023, la tasa de actividad caería 4,4 puntos hasta 2030, por lo que el efecto positivo de los flujos migratorios proyectados por el INE se podría cuantificar en 1,6 puntos.